MI AMIGO JOVEN
Ocaso de una vida, Luna, Sol, tiempo de nostalgia, medita el anciano en su silla, primavera fugaz que pasó frente a mí, tiempo de imberbe que se disolvía entre risas, pasado prodigioso sin experiencia alguna, dicha interminable casi impalpable a los escasos pensamientos de aquel momento, inicio viviente de inagotable vigor, ¿dónde están?, que ya no los veo, ni oigo, ni siento, por más que los busco, no logro ni siquiera ver un mísero espejismo que engañe a mis candados ojos, en esta sed interminable de encontrarme con mi viejo amigo.
Pero que puedo hacer si existiera la posibilidad de encontrarle, mi miopía mental me hace casi imposible tan siquiera el poder imaginar la reacción de mi ser al verlo de nuevo, no sólo eso, si no que pensara de mí al verme sin la lozanía acostumbrada, que latir de mi corazón, que vibrante instante. Mejor sería dejar que la arena de este reloj siga su curso sin alterar lo ya escrito en el libro de la vida.
Que dilema humano, sueño inconcluso el pretender buscarte con miedo a encontrarte, como facilitaría mi descanso eterno el poder tan sólo verte a lo lejos y poder gritar a los cuatro vientos, amigo lo siento, sólo fue mi inexperiencia la que te hizo pasar por esta tormentosa calamidad.
Ocaso de una vida, Luna, Sol.