En capítulos anteriores ya hablamos acerca del efecto de los pensamientos negativos en nuestro sistema energético. El rencor es de los sentimientos que más alberga oscuridad, ya que lleva en si mismo muchas emociones conjuntas más de la misma calidad vibratoria.
Cuando se guarda rencor se obstruyen los centros energéticos de nuestro cuerpo, y damos paso de esta manera a enfermedades, depresiones, angustias, etc. El aura permanece obscura y densa y se forma una barrera energética de baja vibración que dificulta la entrada a energías celestiales.
Si albergas dentro de ti rencor o resentimiento y quieres hacer contacto con los Ángeles, tendrás que trabajar primero contigo mismo para liberarlo.
La puede usar cualquiera en cualquier momento, simplemente visualizándonos a nosotros mismos o a la situación que deseemos transmutar, envueltos en una gran llama de color violeta (brillante, no opaco), permitiendo que ésta actúe a través de nuestros electrones o de la materia que se desee. Podemos ayudarnos con decretos, que al afirmar desde nuestra Presencia o Yo Superior, se cumplen y se manifiestan en nuestros cuerpos inferiores, ya que la energía de baja vibración siempre obedece a la de alta vibración. Podemos programar la llama violeta para 24 horas o el tiempo que deseemos, pero sin olvidar que cada día una parte de nuestro karma aparece en nuestras vidas para ser transmutada. Cuanto más nos familiaricemos con la visualización de la llama, más podremos sentir las cualidades de ésta maravillosa energía; su fluidez y ligereza, y el frescor que nos comunica que la transmutación se está produciendo.
“Yo Soy un Ser de fuego violeta, Yo Soy la pureza que Dios desea. Yo Soy la Ley del Perdón y la Llama Transmutadora de todos los errores que yo haya cometido. Yo Soy la Llama Transmutadora de todos los errores de toda la Humanidad”