Los seres de luz nos ofrecen una meditación
de purificación del cuerpo y del alma
para sentirnos renovados, frescos, vitales,
emprendedores y, por tanto, con el poder de llevar
a cabo nuestra misión en el planeta,
de tal manera, que aquello que más deseamos,
vea la luz ante nuestros ojos gracias a la fe
del corazón y a la divinidad de nuestra alma.
En esta meditación de purificación interior los ángeles
y las hadas nos alientan con amor incondicional
a que...
visualicemos como el agua cristalina recorre nuestro
cuerpo por dentro y por fuera. Esto nos produce alegría.
La temperatura del agua es templada
pues en ella reside la simiente del amor,
de la calidez y del equilibrio emocional,
aquél que sabe encontrar el punto medio en base
a la equidad,
la sabiduría y la intuición.
Sin embargo, es un agua transparente pero no líquida
pues se trata de un agua luminosa.
Es una suave energía en un estado entre el líquido
y el lumínico que nos nutre y nos limpia para
que todo aquello no adecuado se desprenda
y se despida de nosotros, ahora en paz.
Esta agua de luz purifica cada órgano, le sonríe
y le agradece que lleve a cabo su función
y que ahora nos sintamos sanos y en armonía
con nuestro entorno interior y exterior.
Gracias a este proceso, ahora nos sentimos
nuevos y abiertos a lo desconocido,
a lo mágico y a lo próspero en nuestras vidas
Nos hallamos frente
a una cordillera de montañas, donde sus espíritus sagrados están a cargo de plantar la semilla para que podamos desarrollar e implementar el poder de nuestro potencial interior y creatividad en el exterior, el cual nos conduzca a una vida vivida desde el gozo, la autonomía y la plenitud de la existencia en sí misma, que abre los ojos al ser
En esta cordillera sagrada nos llama la atención un pequeño volcán, que traslada
mos a nuestro interior.
Una vez ahí, experimentamos una leve erupción interna, que es tan suave que expulsa lo dañino de nosotros pero respeta y revitaliza lo positivo que existe en nuestro interior.
Este volcán se ha llevado los pensamientos negativos, el dolor y el resentimiento y nos ha abierto al olvido y al perdón pues su energía transformadora es enormemente poderosa
y ahora está acariciando nuestra conciencia.
Finalmente, sentimos como vibraciones
de color magenta o morado de energía circular
en espiral salen de nuestro cuerpo ahora limpio
y renovado para seguirse llevando aquello que nos ha atrapado
hasta ahora para liberarnos y sentirnos libres desde el presente.
Por tanto, ahora nos sentimos livianos, ligeros, alegres,
en paz con lo que somos y con lo que nos hemos
convertido y desde esta posición afirmamos:
“Permito que esta sanación se instale en el ahora
y en cada acto de mi vida.”