Pide, por nosotros, Señor
En tiempos de claridad,
dame Señor la humildad para reconocer tu presencia.
En momentos de oscuridad,
alarga tu mano y nunca me sienta sólo ni abandonado.
¡Sí, Jesús!
Necesitamos de tu auxilio en un mar revuelto,
en un mundo de tanta palabra hueca y sin contenido.
En una realidad, donde lo bueno, es dado por malo
y, lo nefasto para el hombre, es exaltado.
¡Si, Jesús!
Llénanos de tu alegría y envíanos tu Espíritu,
para que, la llama que tu encendiste hace siglos,
siga ardiendo con el mismo calor,
con idéntica leña divina y con igual resplandor.
¡Sí, Jesús!
Enséñanos la órbita por la que se mueve
ese Espíritu Santo que es defensor de todo lo tuyo.
Ese Espíritu que, al invocarlo, vence la tiniebla.
Ese Espíritu que, al llamarlo, es baluarte
ante toda desesperanza, desencanto o pesimismo.
¡Sí, Jesús!
Porque tememos a quedarnos a mitad de camino,
malinterpretando tus designios.
¡Pide por nosotros!
Porque tememos no cumplir tus deseos
dejándolos de lado.
¡Pide por nosotros!
Porque tememos creer a nuestra manera,
y pensar además, que es justo y bueno.
¡Pide por nosotros!
Porque tenemos la sensación de caminar solos,
cuando de Ti nos alejamos.
¡Ampáranos y pide por nosotros!
Porque miramos hacia lo alto,
y vemos que retrasas tu llegada.
¡Pide por nosotros y vuelve pronto!
¡Pide, Señor, por nosotros!
¡Pide al Padre, pero…vuelve pronto, Señor!
Amén.
P. Javier Leoz
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