Yo Vivo Lo Que Hablo
"... y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual
me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20).
Un hombre,escribiendo para su casa, relató una experiencia
vivida en la ciudad grande, donde estaba trabajando por
algunos días. "Ayer yo estuve oyendo dos grandes
predicadores, un por la mañana y otro por la noche. El
predicador de la mañana fue el Dr. B. y el de la noche fue
el Dr. S. Yo me puse impresionado con ambos. Dr. B. es un
grande pastor, pero, Dr. S. tiene un maravilloso Salvador."
Es maravilloso cuando podemos servir a nuestro Señor
Jesucristo. Él nos llamó para predicar su Evangelio y para
ser una bendición en Sus manos. Y cuando aceptamos su
llamado, no apenas llevamos alegría a los corazones como
llenamos nuestro propio corazón de gran alegría.
El hombre de nuestra ilustración narra los hechos de un día
dedicado a oír la Palabra de Dios. Los predicadores eran
diferentes, pero, como él mismo dijo, obedecían al llamado
de Cristo.
Podemos, sirviendo a Dios, hablar del amor bendito del Señor
y, mejor aún, demostrar, en nuestras actitudes, su inefable
amor. Podemos, con palabras ungidas, hablar de Jesus, "la
luz del mundo" y, con más eficacia, dejar la luz de Cristo
brillar en nuestras vidas. Podemos, con mucho amor y
dedicación, hablar de la santidad del Señor, e,com humildad
y denuedo, vivir de manera pura y santa en Sus caminos.
En ambas las situaciones estaremos cumpliendo lo "Id" de
Cristo, y nuestra íntima relación con Él determinará una
forma u otra de servir.
para que su palabra tenga poder y su vida demuestre el poder
de su palabra, es necesario la presencia de Cristo en su
corazón. ¿Él ya está ahí?
Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
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