SENTIMIENTOS
Esta tarde mi pequeño gato, estaba acostado como siempre al pie de mi cama, me maúlla, y acaricio su cabeza con mi mano. Inmediatamente sube a mi regazo y se acomoda para que le siga acariciando. La noche anterior lo había despreciado y le había negado esa caricia, por el estrés del día, y las varias ocupaciones que llevo.
Negar una muestra de afecto, a aquello que nos hace completos y nos libera del peso de la vida, es una grave equivocación. Una falta de consideración con respecto al prójimo, sean tus familiares, pareja o amigos. Creas un círculo vicioso en el que entra el orgullo, un tú no me quieres, yo no te quiero; tú no me abrazas, yo no te abrazo.
Para acabar con esta aberrante y dolorosa guerra fría, que interviene con nuestra felicidad, y el bienestar emocional, debemos organizar nuestras emociones, bajar el ego, y sin ninguna duda aplicar al dicho conocido que declara el hacer el bien al prójimo, y no hacer lo que no te gusta que te hagan; no sólo es por tu bienestar, sino por demostrar a aquella persona que amas, la sinceridad y la razón de tus sentimientos. Dar sin recibir nada a cambio es uno de los mayores actos de la vida.
En un momento de tranquilidad, analizando los días previos de la semana, y mis acciones en ellos. La mayor enseñanza fue bajar el ego, ser condescendiente con aquellos a quienes amas. Tus bendiciones y recompensas serán dadas justo en el momento que las necesites. Antes de llegar esta idea a mi cabeza, acepte que me había portado mal.
Bien podría seguir haciéndolo y no conseguir nada fructífero o conseguirlo pero a chantajes, podría seguir siendo un rompecabezas incompleto, o bajar la guardia y aceptar que nuestra felicidad no está en otras personas, ni objetos, si no en hacernos capaces de reflexionar y aceptar las condiciones que hemos buscado, los acontecimientos de nuestra vida no suceden por azar.
Acepta y comparte las enseñanzas que nos demuestran que la vida no es para lamentarse, es para luchar, aprender y demostrar a las demás personas que el amor es la causal fundamental de nuestra existencia. El camino no es fácil, pero bien se empieza con un paso. Bendito sea mi gato, que no tiene de que preocuparse, que se conforma con una caricia, y que me enseñó esta lección desde el pie de mi cama.
20 de junio de 2009