El segundo paso es mantener nuestro pensamiento en nuestro Ángel, pensar en el todo el día, invitarlo a acompañarnos en todas nuestras actividades, platicar con él en todo momento, compartir los buenos y malos momentos, en nuestro trabajo, en los paseos, en todo momento.
Solicitarle su ayuda, su luz y su guía en los momentos de duda, indecisión, o dolor.
El mantener nuestra mente enfocada en nuestro Ángel es una invocación continua. Aquello en donde se sitúa tu pensamiento se materializa, sea lo que sea.
Esta comunicación encierra tres frases, el pensamiento en nuestro Ángel, el dialogar continuamente con él y el invitarlo a todas nuestras actividades, esto es, invitarlo a formar parte activa dentro de nuestra vida.
El tercer paso, el más profundo y directo: La meditación.
Practica la meditación con tu Ángel, de esta manera estarás construyendo una unión sólida, ya que la meditación tiene muchos beneficios que te ayudarán a transformarte a ti mismo, a desechar los pensamientos y recuerdos que estorban, a tomar una actitud positiva ante la vida, limpiarás tu energía y dimensionalmente podrás contactarte con tu Ángel de una manera más profunda, ya que podrás establecer un diálogo recíproco, en dónde podrás preguntar y escuchar la respuesta al mismo tiempo. Podrás definir las señales, los caminos, abrirás tu percepción, tu corazón y encontrarás la paz.
La paz es necesaria para poder lograr establecer contacto con cualquier Ser celestial ya que una petición o una oración que nace de la desesperación, de la tristeza, la angustia, el enojo, etc., no es escuchada ya que nacen de sentimientos negativos y como ya vimos, esto obstaculiza cualquier intención de contacto con lo Superior.