Aunque a primera vista esta relación entre la suerte, los seres angelicales y sus juegos pueda parecer absurda, en realidad es algo muy lógico.
¿Qué es la suerte? Desde nuestro punto de vista tridimensional podríamos definirla como una serie de coincidencias y casualidades favorables, o quizás como una abundancia anormal de tales “casualidades” benéficas. En realidad no es más que un efecto, un reflejo en nuestro mundo de tres dimensiones, de una energía rica y poderosa, procedente de una dimensión superior. No olvidemos que también nosotros – los seres humanos – tenemos nuestro ser en esa dimensión más elevada, aunque lamentablemente, en nuestro actual estado de evolución, no seamos conscientes de ello. Bien, pues resulta que la presencia y la cercanía de los ángeles carga nuestros cuerpos sutiles con esa preciosa energía, hasta hacerla desbordar hacia esta dimensión inferior: el mundo físico en el cual tenemos nuestra existencia cotidiana.
De este modo, la suerte es una consecuencia de nuestra energía y la poca suerte o “mala suerte” significa carencia o bajo nivel de energía.
¿Qué ocurre en las sesiones de ouija? Generalmente los participantes suelen ser burlados y “atracados” por seres del bajo astral que se llevan toda su energía sutil, dejándolos casi vacíos. Cualquiera que se haya entregado en alguna ocasión a tales “pasatiempos” recordará el agotamiento que sentía al terminar y también cómo los sucesos aciagos se multiplicaron en aquellos días: pérdida de llaves, dinero extraviado o robado, problemas en la escuela o en el trabajo, malestares físicos, dolores de cabeza, etc., etc.
Piensa en alguien a quien consideres poseedora de mucha suerte, sin duda será una persona llena de energía, tal vez incluso radiante. Por el contrario, aquellos a quienes todo sale mal suelen ser débiles, apocados y decaídos: sin apenas energía.
Por un lado, la energía de los ángeles se suele manifestar naturalmente en nuestro mundo personal como suerte y por otro, a ellos les encanta el juego y la diversión, y además, su forma preferida de jugar con los humanos es creando coincidencias y “casualidades” y, ¿qué es para nosotros la suerte sino coincidencias y casualidades agradables y benéficas?.
Así, todo contacto, todo pensamiento, toda visualización en la que ellos ocupen algún lugar cargará nuestras “pilas” generándonos “buena suerte” y si intentamos de algún modo participar alegremente en sus juegos, esa buena suerte se hará tan evidente en nuestras vidas que nunca ya nos asaltará la más ligera sobre nuestros hermanos mayores, aunque los sentidos físicos sean incapaces de percibirlos.
Resumiendo: los ángeles atraen la suerte, dan suerte, son la suerte. Nadie que esté rodeado de ángeles podrá tener mala suerte, pues su energía y su juego es nuestra suerte y ellos afortunadamente, disfrutan jugando y disfrutan ayudándonos.