En 1998, un ciclón que tocó tierra en Gujarat, la India, mató a casi 2.900 personas. En 2007, el ciclón Gonu hizo una extraña bajada hasta la superficie y causó unas pérdidas de más de 4.000 millones de dólares. Gonu fue catalogado como una tormenta de categoría 5 y los vientos que produjo alcanzaron más de 250 kilómetros por hora.
Históricamente, el inicio de la temporada de monzones en los meses de verano ha producido fuertes vientos en la atmósfera inferior y superior que se desplazan en direcciones opuestas, lo que se conoce como cizalladura vertical del viento. Esto hacía que la formación de ciclones en julio y agosto fuera prácticamente imposible. Sin embargo, los científicos han encontrado una tendencia cada vez mayor de los ciclones a formarse en fechas cada vez más cercanas a estos meses veraniegos.
Un grupo de investigadores del Centro de Datos Climáticos y de la Administración sobre Océanos y Atmósfera de EEUU, ha demostrado que la contaminación está provocando que los ciclones sean más intensos en el Mar de Arabia.
Debilitamiento de los patrones de vientos
Tradicionalmente, los patrones de viento predominantes impedían que los ciclones en el Mar de Arabia se convirtieran en grandes tormentas. Sin embargo, el artículo, publicado en la revista 'Nature', sugiere que el debilitamiento de los vientos han permitido la formación de ciclones más fuertes en los últimos años, como las tormentas de 2007 y 2010, que fueron las primeras registradas que entraron en el Golfo de Omán.
Los investigadores señalan que el debilitamiento de los patrones de viento durante los últimos 30 años se deben a la acumulación de aerosoles en la atmósfera sobre la India. Estos gases desvían la luz del sol, oscureciendo la superficie y amortiguando el efecto de la radiación solar a nivel del suelo. Según los autores del estudio, esta regulación puede ser responsable de la intensificación de los ciclones.
La acumulación de aerosoles crea unas formaciones conocidas como nubes atmosféricas marrones (ABC, por sus siglas en inglés). Éstas nubes son resultado de la acumulación de las partículas procedentes de las emisiones de los motores diésel, del hollín y de la quema de biomasa se acumulan. cuando se generalizan y se dispersan lo suficiente pueden llegar a afectar al clima regional.
Consecuencia de la actividad humana
El efecto a gran escala de las ABC contribuye a mitigar el calentamiento del océano en esta región asiática. "Estamos demostrando que la contaminación por una actividad humana tan simple como la quema de madera o conducir un vehículo con un motor diésel puede cambiar estos fenómenos atmosféricos masivos de una manera significativa", asegura el autor principal del artículo, Amato Evan, de la Universidad de Virginia.
"Este estudio es un ejemplo notable de cómo las acciones humanas, en una escala lo suficientemente grande puede resultar en consecuencias no deseadas", dijo Anjuli Bamzai, director de programa en la División de Ciencias de la Fundación de Ciencias Atmosféricas y Geoespacio de EEUU. "Estas consecuencias incluyen ciclones de verano altamente destructivos, que eran raros o inexistentes en esta región hace 30 años".
El equipo hizo un modelo de los efectos de las nubes marrones sobre los patrones de circulación atmosférica y oceánica. Y encontraron que las ABC cambiaron la circulación de la atmósfera y redujeron la cizalladura vertical del viento.
Articulo del diario El Mundo.