Los ojos que te vieron no te miran, pero te ven. No importa si los cierro, si les niego los párpados, si giran hacia el jardín, o al sueño les destierro.
Es como si flotara en mis retinas sólo tu imagen grácil, transparente; superpuesta al ejido, a las colinas, al flujo de los ríos, de la gente.
Brevería Nº 1718, de FAH
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