Con los ojos cerrados, con los brazos abiertos, con sonrisa elocuente sobre labios callados, y en doble ofrecimiento los senos descubiertos, y los ojos abiertos, y los brazos cerrados,
ven a mí con la audacia que ni duda ni niega, vestida de ilusiones, desnuda de temor, exhibiendo en el gesto definitiva entrega, que te estoy esperando para hacer el amor.
Brevería Nº 398
Íntima locura
Joven, esposa y madre: qué distante tu beso respetable en la mejilla; ¿cómo explicar que el roce en la rodilla más que fortuito fue intención galante?
¿Cómo, desde mi verso vacilante, decirte que en mí llevo una semilla con vocación fecunda de gavilla, de amigo transformándose en amante?
Joven y madre, descuidada esposa, desencantada de uno, y jubilosa por quienes reproducen tu figura.
Dejé tus labios de mis besos llenos, abrí tu blusa, acaricié tus senos, y aún no conoces mi íntima locura.
Los Angeles, 13 de enero de 2005
Soneto Nº 1208
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