Lo primero que debe ponerse en práctica para lograr una buena nutrición (y una correcta alimentación) es planificar una dieta acorde a las necesidades. Y esto solo se consigue con una previsión acertada del consumo real que se hace de los alimentos perecederos. Un aviso de que hay que cambiar hábitos: los restos de los países industrializados son enormes y se deben, en buena medida, a la dinámica de "usar y tirar". Esta rutina promueve el apetito insaciable de comprar sin necesidad ni criterio, lo que conduce en última instancia a tirar lo que ocupa, no apetece o se ha estropeado.
La basura de materia orgánica de una familia de cuatro miembros no debería superar la bolsa de 30 litros diaria
En estos países, donde los alimentos llegan por lo general procesados y la distancia entre el productor y el consumidor es enorme, la atención debe estar centrada en que la basura de materia orgánica de una familia de cuatro miembros no supere la bolsa de 30 litros diaria. Hay que vigilar las cantidades que se cocinan, conservar las sobras y tenerlas presentes para usarlas a los pocos días, así como combinar bien los alimentos para confeccionar menús saludables y de cantidades acertadas. Comprar a granel, tener a la vista las latas y las conservas, además de repasar los congelados, son otras medidas que ayudan a reducir la cantidad de alimentos que se tiran.
Aprovechar mejor la comida: las abuelas crean tendencia
Berlín, el foco de lo que se lleva y lo que está de moda, comienza a exportar al mundo un modo de vida que se refleja en lograr basuras cero. Esto ya lo hacían las abuelas hace décadas, como respuesta a un aprendizaje de años de guerra y de escasez. Ahora su ejemplo puede servir de inspiración.
Esto exige aprender a hacer croquetas caseras, torrijas o guisos y saber conservar en frascos de cristal las sobras para emplearlas en menús apetitosos. El modelo consiste en repartir entre los comensales lo que se intuye que puede terminar en la basura. Si en un tiempo el acento se puso en separar los residuos, en este momento pasa por lograr que los contenedores estén cada día más vacíos por el buen uso que se hace de la comida.
En cualquier caso, hay ciertos nutrientes básicos que no deberían aparecer en la basura, como agua, hidratos de carbono, vitaminas, grasas, proteínas y minerales. Esto es: agua, cereales y leguminosas, frutas y verduras, lácteos, pescado, huevos y carne, aceites y frutos secos. Estos nutrientes deben estar presentes en la dieta, todos, en cantidades precisas, las que se puedan o las que se deban, pero la lista de la compra siempre debería incluirlos. Al contrario que el contenedor.
Articulo de Erosky Consumer.
Si tiene alguna idea podeis exponerla aqui.
Gracias a todos
Saludos de Mercedera.