“NO ROBARÁS”
Y conoces el segundo aspecto, metafísico o superior, de este Mandamiento. No puedes robar. No podrás jamás. No lo intentes. No te molestes en soñarlo siquiera. Es imposible. NADIE TE PUEDE QUITAR ALGO QUE TE PERTENECE. Podrán intentarlo; podrán llegar a sustraer de tu persona o de tu casa algún objeto; y mientras tú ignoras la ley, y por lo tanto crees que te pueden robar, el objeto puede quedar perdido para ti; pero una vez que conoces la ley, la recuerdas y repites su Verdad, nunca más te robarán, y nunca más se te podrá perder ni extraviar nada. Compruébalo tú mismo. No me creas a ciegas hasta haberlo comprobado la próxima vez que no encuentres algo que crees perdido. Es de las lecciones más fáciles de aprender. Tu cuerpo de hoy contiene todas las sustancias primitivas de nuestro planeta. Tierra, Agua y Aire. Además, de éstos se desprenden todas las sustancias, todos los elementos. Además, tienes en tu haber todo lo que acumulaste de experiencias y conocimientos en tus miles y miles de años viviendo bajo una u otra. Pero lo primero que aprendiste fue a comer, y a buscar comida, cuando fuiste una larva en el agua. Cuando después de muchos caminos llegaste a mover tus patitas para caminar sobre la tierra. El comer, el digerir y el movimiento de tus miembros se hicieron derechos adquiridos. Ya no pudiste ni podrás perder jamás esas habilidades. CADA CONOCIMIENTO O HABILIDAD QUE SE ADQUIERE DA AUTOMÁTICAMENTE EL DERECHO DE OCUPAR UN LUGAR MÁS ADELANTADO QUE EL ANTERIOR. Ahora ves por qué no se puede retrogradar a un lugar inferior? ¿Cómo? Si es la ley de la evolución además de la ley de atracción que hace que todo atraiga su igual y rechace su opuesto? Esto forma parte del Principio de Polaridad, que es inquebrantable como todos los Prinicipios.
A pesar de que, al iniciarse en una nueva vida, hay que aprender de nuevo lo que ya se ha adquirido en las anteriores, como caminar, hablar, comer, etc., esto es aparente nada más. Lo que ocurre en realidad es que el ser tiene que recordar. No re-aprender, pues el niño come, digiere, se mueve, llora, ríe, ve, oye, le circula la sangre, etc., todo porque ya lo tiene el subconsciente. Los talentos, el genio, el muchacho que es muy perezoso para estudiar, todas las habilidades anteriores, y le son mucho más fácil que a otros quienes las intentan por primera vez. Pero el muchacho inteligente, perezoso para los estudios sólo está manifestando que le aburre tener que volver a recorrer lo que ya recorrió en una vida, o varias vidas anteriores. No hay que preocuparse por eso. Hay que dejarlo allí para que recuerde lo que tiene almacenado en el subconsciente. Generalmente ocurre que en el momento de los exámenes le surge al chico lo necesario para pasar tranquilamente, y a la par de todos los demás que se han “matado” estudiando durante todo el año. Esto confunde a los padres y maestros, pero es una de las pruebas a favor de la teoría de la reencarnación.
La reencarnación sí existe pero no es obligatoria. El libre albedrío existe para todo y en todo. Así como en la Tierra CADA INDIVIDUO APROVECHA O DESPERDICIA LAS OPORTUNIDADES, DE ACUERDO CON SU CARÁCTER O SU DESEO; en el plano Astral, (el reino de las almas o espíritus desencarnados) cada uno es libre de aprovechar o no este recurso que se ofrece para adelantar. Así como los humanos son libres de escoger una profesión o una línea de estudios; esforzarse para su propio desarrollo o simplemente vivir sin propósito o ambición, así las almas son libres de regresar al plano terrestre para dar otro paso en adelante; para adquirir nuevas experiencias; para PAGAR CUENTAS PENDIENTES (llamadas “KARMAS”) o para cobrar bienes merecidos; o, si les place la vida que están llevando, pueden permanecer en ella todo el tiempo que les convenga. Nadie las obliga. Sólo que al fin y al cabo, el adelanto y bienestar ajeno las induce a desearlo para ellas también, y la moneda con que esto se compra es el esfuerzo, el conocimiento y la experiencia, los cuales se adquieren en la vida activa de la Tierra.
Cada conocimiento y cada experiencia quedan para siempre como posesiones adquiridas, compradas y pagadas. Estas posesiones decimos que son adquiridas “por derecho de consciencia” y no pueden ni perderse ni ser robadas. Nadie puede quitarle a uno la inteligencia, el talento, las facultades y los conocimientos. Pero lo que es más extraordinario aún, es que como cada adquisición es hecha a través de experiencia, y esa experiencia es acompañada por objetos, instrumentos, muebles, dinero, propiedades, etc., todo lo que se ha usado en la vida, en una experiencia; todo lo que se ha aprendido a usar, pues la cama, la mesa, los cubiertos, la vajilla, la ropa, las joyas, el dinero, todo hasta una cajetilla de fósforos quedan en esencia, o como negativos de fotografías, grabadas y archivadas en nuestro haber inidividual, por derecho de consciencia; y estas “propiedades” o posesiones las traemos junto con nosotros en cada reencarnación. Ellas aparecen en nuestras vidas, quiérase o no, y esto es lo que hace que algunas personas nazcan en la opulencia y otras en la miseria. Se nace donde se ha merecido nacer por derecho de consciencia. La ley se encarga de atraer a cada cual a su esfera. A su sitio propio. No hay injusticia en el plano de la Verdad. A esta ley se refirió el Maestro Jesús cuando dijo: “NO OS HAGÁIS TESOROS EN LA TIERRA, DONDE LA POLILLA CORROMPE Y DONDE LOS LADRONES MINAN Y BURLAN SINO HACÉOS TESOROS EN EL CIELO DONDE NI LA POLILLA NI EL ORÍN CORROMPEN, NI LOS LADRONES HURTAN Y MINAN; PORQUE DONDE ESTÉ VUESTRO TESORO, ALLÍ ESTARÁ VUESTRO CORAZÓN” (Mateo 6-19 a 21). Pero claro está que, como todas las máximas bíblicas, ésta también tiene tres grados de significación. El primero material, el segundo mental, y el tercero espiritual.
Como se verá por todo lo dicho, no hay por qué vivir temeroso de los ladrones. Si hasta ahora has vivido temblando porque te puedan robar tus posesiones; porque en tu casa entren ladrones de noche o cuando te ausentes de tu casa; porque has creído en estafas y estafadores, etc., ya puedes vivir en paz. Nadie puede quitarte ni un alfiler que te pertenezca por derecho de consciencia; pues si lo posees, es porque lo mereciste en vidas remotas. Y si se comete el intento contra tí (si por tu propio temor que pueda persistir mientras adquieras la práctica de la nueva consciencia), alguien te roba, o pierdes algún objeto, pronuncia inmediatamente la Verdad:
“NADA QUE ES MÍO POR DERECHO DE CONSCIENCIA PUEDE PERDERSE O SER ROBADO”. Mantente tranquilo, no lo pienses más, y verás cómo encuentras tu posesión, alguien te la regresa, alguien te regala una igual, o encuentras una semejante. Todo tu haber está en tu archivo mental como el original de un documento, reproducido la copia en lo exterior. No se puede separar de ti. “No robarás”... no lo podrás intentar siquiera.
No creas ciegamente nada de lo que acabas de leer. Compruébalo tú mismo primero. “POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS”.
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