La Real Orden del Cisne
La Real Orden del Cisne, nobilísima por su alcurnia espiritual y por la pléyade de sus distinguidos miembros: lord Bulwer Lytton, el marqués Stanislas de Guaíta, el extraordinario Paracelso, el genial y Alto Iniciado conde de Saint-Germaín y el príncipe heredero Federico Guillermo, futuro Rey de Prusia, no es de extracción germánica como muchos puedan creer, aunque la mayoría de sus miembros pertenecieron a la nobleza alemana.
La Orden pasó por alternativas de luz y sombra, de intensa actividad y de reposo prolongado, sufriendo los impactos de las influencias dominantes de la época.
Federico II, en el año 1440, quiso revivir en su valor original a la Orden.
El gran Maestre de la Orden llegó a ser Alberto de Brandenbourg.
Después de un siglo de existencia, la Orden se extinguió.
La Reforma Protestante, con Lutero a la cabeza, mucho contribuyó al fin de la Orden.
Los Schwan-Ritter, o Caballeros del Cisne, se refugiaron en el bello castillo de Neuschwanstein (Paso del Cisne), en los Alpes Bávaros, construido por el rey Luis II de Baviera, miembro de la Orden y protector de los Rosacruces.
Y es hasta en los albores del siglo xx que la Orden vuelve a surgir como Ave Fénix bajo el patronato del Maestro de Sabiduría K.H.
"El Cisne representa el Espíritu Solar (Helios o Elías);
de ahí que Lohengrin personifique al Sol, encarnando al Caballero (Gran Hermano) del Sol a igual título que Serapis en el antiguo Egipto. Oahnes en la prehistórica Asiría, Melquisedec en la primitiva Caldea, Huítzilopochtii y Quetzalcóatl en México, el propio Inca en el Perú precolombino, Mithras en la antigua Persia y el mismo Surya en la India védica. Es el Espíritu Solar convertido en avatar de sus propias virtudes, el Verbo Universal en genial trance creador en sus gestas universales, tan bien caracterizado en la misteriosa presencia llamada Elías Artista de los Rosacruces Esotéricos."
El Maestro K.H., que a la desencarnación del Maestro Maitreya pasará a ocupar su alto puesto como el Bodhisatwa, interpretando los deseos de la Gran Logia Blanca, revive a la Real Orden del Cisne en la actualidad como Piedra Angular de un nuevo renacimiento espiritual.
La Nueva Era de Acuario exige nuevos valores intelectuales, morales y espirituales. Una nueva religión. Una vida nueva en todos los aspectos y condiciones. Una nueva luz que ilumine mejor las conciencias. Para lograr esta meta se requiere de una escrupulosa selección de mentores, de guías, de discípulos, que sepan responder cien por ciento al nuevo ideal.
En la Era de Acuario se realizará lo Universal en lo Individual. El hombre vivirá una mejor vida espiritual, sin dogmas, sin temores, sin prejuicios, sin antagonismos religiosos, ni angustias de condenación eterna. . .
El mito del Cisne tiene analogías singulares con las leyendas del Santo Grial, con el Ave Fénix, con el Vellocino de Oro, en donde se oculta una gran verdad, un gran principio.
También se extiende su relación con las actividades de ciertas fraternidades que, interpretando ese Espíritu Solar, practicaron rituales esotéricos especiales como los Choan entre los arios, los Jain entre los sirios, los Swan-Ritter entre los anglosajones, los Ch'An entre los tibetanos, Ihoan entre los caldeos y Ohannes entre los etíopes.
Aun entre los cristianos hay una relación de la Blanca Paloma, símbolo entre ellos del Espíritu Santo (Parakletos), y el Kala Hamsa o Cisne Blanco, emblema de perfección espiritual.
En las leyendas orientales, en la mitología, en ciertas tradiciones singulares y misteriosas de todos los pueblos y de todos los tiempos, seguimos encontrando contactos, analogías y similitudes con el Cisne.
Entre los Catares v los Begards, se mantuvo vivo un culto al Cisne y a la Rosa. Un Cisne saliendo de una Rosa es un hermoso símbolo del nacimiento del Espíritu Universal.
La leyenda de Júpiter, el Padre de los Dioses, convertido en Cisne para seducir a Leda. . .
La Flor del Loto, emblema entre los orientales de pureza espiritual, tiene semejanza con esta Ave Sagrada.
El retorno de Apolo de la región hiperbórea en un carro tirado por Cisnes Blancos.
La crucifixión de Indra en una flor blanca. . .
El simbólico poema del Kalevala, en donde Kala, la hermosa doncella, hija del Divino Éter, puso SIETE huevos, seis de oro y uno de hierro. . .
Los Rishis de la India veían en el Cisne la pureza espiritual en todo su esplendor.
La leyenda de Lohengrin, el Caballero del Cisne-Sol y la de Parcifal, el Héroe Puro.
Y aun entre los músicos famosos encontramos los enlaces con esta hermosa ave llena de gracia y majestad.
De Schubert tenemos El Canto del Cisne. De Saint Saens Le Cygne. Y de Beethoven la Novena Sinfonía, una obra magistral inspirada en la majestad del Universo.
La Real Orden del Cisne, nobilísima por su alcurnia espiritual y por la pléyade de sus distinguidos miembros: lord Bulwer Lytton, el marqués Stanislas de Guaíta, el extraordinario Paracelso, el genial y Alto Iniciado conde de Saint-Germaín y el príncipe heredero Federico Guillermo, futuro Rey de Prusia, no es de extracción germánica como muchos puedan creer, aunque la mayoría de sus miembros pertenecieron a la nobleza alemana.
La Orden pasó por alternativas de luz y sombra, de intensa actividad y de reposo prolongado, sufriendo los impactos de las influencias dominantes de la época.
Federico II, en el año 1440, quiso revivir en su valor original a la Orden. El gran Maestre de la Orden llegó a ser Alberto de Brandenbourg.
Después de un siglo de existencia, la Orden se extinguió. La Reforma Protestante, con Lutero a la cabeza, mucho contribuyó al fin de la Orden.
Los Schwan-Ritter, o Caballeros del Cisne, se refugiaron en el bello castillo de Neuschwanstein (Paso del Cisne), en los Alpes Bávaros, construido por el rey Luis II de Baviera, miembro de la Orden y protector de los Rosacruces.
Y es hasta en los albores del siglo xx que la Orden vuelve a surgir como Ave Fénix bajo el patronato del Maestro de Sabiduría K.H., para beneplácito de los Elegidos y para el bien de la humanidad.