Silencio Cabelleras y sueños confundidos cubren los cuerpos como sordos musgos en la noche, en la sombra bordadora de terciopelos hondos y olvidos.
Oros rielan el cielo como picos de aves que se abatieran en bandadas, negra comba incrustada de oros vivos, sobre aquel gran silencio de cadáveres.
Y así solo, salvado de la sombra, junto a la biblioteca donde vaga rumor de añosos troncos, oigo alzarse como el clamor ilímite de un valle.
Ronco tambor entre la noche suena cuando están todos muertos, cuando todos, en el sueño, en la muerte, callan llenos de un silencio tan hondo como un grito.
Róndeme el sueño de sedosas alas, róndeme cual laurel de oscuras hojas mas oh el gran huracán de los silencios hondos, de los silencios clamorosos.
Y junto a aquel vivac de viejos libros, mientras sombra y silencio mueve, sorda la noche que simula una arboleda, te busco en las honduras prodigiosas, ígnea, voraz, palabra encadenada. Aurelio Arturo
Novato
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