Nací en un barrio donde el lujo fue un albur, por eso tengo el corazón mirando al sur. Mi viejo fue una abeja en la colmena, las manos limpias, el alma buena. Y en esa infancia, la templanza me forjó, después la vida mil caminos me tendió y supe del magnate del tahur, por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi barrio fue una planta de jazmín, la sombra de mi vieja en el jardín, la dulce fiesta de las cosas más sencillas y la paz en la granilla de cara al sol... Mi barrio fue mi gente que no está las cosas que ya nunca volverán si desde el día que me fui, con la emoción y con la cruz yo sé que tengo el corazón mirando al sur
La geografía de mi barrio llevo en mí, será por eso que del todo no me fui: la esquina, el almacén, el piberío los reconozco... son algo mío... Ahora sé que la distancia no es real y me descubro en ese punto cardinal volviendo a la niñez desde la luz, teniendo siempre el corazón mirando al Sur...