11 DE SETIEMBRE: DÍA DEL MAESTRO
Domingo Faustino Sarmiento
Domingo Faustino Sarmiento, aquel sanjuanino nacido el 15 de febrero de 1811, autodidacta, Maestro de Maestros, que llegó a ser Presidente de la República Argentina, es una figura controversial y polémica. Unos lo vituperan y otros lo alaban; pero lo indiscutible es que fue de una fogosa personalidad, que bregó por la educación y la creación de las Escuelas Normales en Argentina, para lograr la formación de maestros en el país, para la educación de las generaciones contemporáneas y futuras.
Sin duda no hay argentino que haya contribuido más al desarrollo de la educación que Domingo Faustino Sarmiento. Durante su Presidencia (1868-1874) se propuso elevar el nivel social de amplios sectores de la sociedad a partir de una fuerte acción educativa impulsada por el Estado. En ese entonces la educación era privilegio de un sector muy reducido de la sociedad, perteneciente o muy estrechamente relacionada con la clase dominante. Sarmiento abogó por una educación popular: "Lo que necesitamos primero –dijo– es civilizarnos, no unos doscientos individuos que cursan las aulas, sino unos doscientos mil que no cursan ni las escuelas".
Es por ello que en 1943, a 55 años de su fallecimiento (11 de setiembre de 1874), la Conferencia Interamericana de Educación -integrada por educadores de toda América- se reunió en Panamá y estableció el 11 de setiembre como Día del Maestro.
A mis maestros
Hoy quiero darles mi agradecimiento
por la paciencia con que me enseñaron,
porque aunque mi infancia ya ha pasado
aún recuerdo lo que en mí sembraron.
Me enseñaron a razonar y pensar,
inculcaron en mí valores morales,
que me han servido todos estos años,
porque en mi mente los he conservado.
Educan, aconsejan y protegen,
dando lo mejor siempre en las aulas,
guían en el camino del cumplimiento,
saben que el futuro está en sus manos.
Siempre con una sonrisa en clase
a escribir mi nombre me enseñaron,
los números y el abecedario,
y también su amistad me brindaron.
En este día especial del maestro,
reciban este poema de obsequio,
ha salido del fondo del corazón
con mucho cariño, respeto y amor.
HIMNO A SARMIENTO
Fue la lucha, tu vida y tu elemento; la fatiga, tu descanso y calma; la niñez, tu ilusión y tu contento, la que al darle el saber le diste el alma.
Con la luz de tu ingenio iluminaste la razón, en la noche de ignorancia. Por ver grande a la Patria tú luchaste con la espada, con la pluma y la palabra.
En su pecho, la niñez, de amor un templo te ha levantado y en él sigues viviendo. Y al latir, su corazón va repitiendo: ¡Honor y gratitud al gran Sarmiento! ¡Honor y gratitud, y gratitud!
¡Gloria y loor! ¡Honra sin par para el grande entre los grandes, Padre del aula, Sarmiento inmortal! ¡Gloria y loor! ¡Honra sin par!
Letra y música: Leopoldo Corretjer
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