Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía, México se encuentra entre los primeros países con mayor deforestación en el mundo. Se estima que entre 2005 y 2010 se perdieron cerca de 155.000 hectáreaspor año, y además el país genera alrededor del 1,3% de las emisiones de CO2 a nivel global.
En consecuencia, se comprendió que si se quiere salvar los bosques, es indispensable trabajar con las comunidades locales rurales e indígenas que viven en los ejidos y que dependen de la enorme riqueza natural de los bosques para su subsistencia. Involucrar a estas comunidades en la protección de los bosques, sea posiblemente la forma más eficiente de cuidar esos ecosistemas.
“Hay cada vez más investigaciones que muestran claramente que la devolución de derechos a la comunidad local contribuye a un mejor manejo de los recursos forestales y a tasas menores de deforestación y degradación”, explica Carole Megevand, experta en desarrollo rural del Banco Mundial.
Los ejidos son un sistema de propiedades rurales de uso colectivo único en el mundo, en donde las comunidades tienen un derecho agrario sobre sus tierras. Ellos son los actuales ocupantes y dueños del terreno.
Otros ejemplos de este método son Costa Rica, en donde pagan por cada árbol sembrado y Colombia, en donde indígenas y afrodescendientes tienen derechos sobre el 48% de los bosques. Ellos trabajan con los ganaderos para que cuiden el agua en las montañas y críen animales en armonía con el medio ambiente.
Para que los beneficios de este procedimiento alcancen a todos, se están capacitando “promotores comunitarios”, es decir, personas que viven en la comunidad, para que puedan fortalecer el desarrollo, la organización y la gestión de los recursos que extraen del bosque.
Saludos cordiales de Mercedera.
By Ga_6 |