La sangre de San Genaro, patrón de Nápoles, se licuó el sábado mientras el papa Francisco veneraba sus reliquias. Normalmente la sangre está seca en el interior de la ampolla de vidrio, pero esta vez al besar la reliquia el papa Francisco comenzó a hacerse líquida.
El cardenal napolitano Crescenzio Sepe afirmó que se trata de un 'milagro', ya que esto no sucedía en las visitas a la ciudad de san Juan Pablo II ni del papa emérito Benedicto XVI. "Es la señal de que San Genaro ama a Francisco", recoge 'Vatican Insider'. El fenómeno no ocurría ante un papa desde 1848.
Por su parte, al comentar el hecho de que la mitad de la sangre se convirtiera en líquido, el papa Francisco explicó que "se ve que el Santo nos quiere solo a medias. Tenemos que convertirnos del todo". Sin embargo, la sangre continuó licuándose hasta que toda la reliquia se convirtió en líquido.