De la misma manera en la
Inglaterra del siglo
XVII se celebraba el
Domingo de las Madres un acontecimiento también relacionado con la Virgen. Ese día era fiesta para todos los trabajadores, de esta manera los padres y madres tenían la oportunidad de estar en sus casas con sus hijos y
celebrar ese domingo con la familia, además, tras ir a misa, los pequeños solían volver a sus hogares con
regalos para sus progenitoras.
En 1870 dieciocho
ciudades estadounidenses realizaron reuniones para celebrar el Día de la Madre como parte de un
movimiento, iniciado por la poetisa y activista Julia Ward Howe, que trabajaba
por los derechos de las mujeres y por la paz. Sin embargo estos festejos con los años se fueron apagando hasta que en
1907 Ana Jervis, tras la muerte de su madre, se decidió a conmemorar a la misma y para ello
organizó un Día de la Madre que, poco a poco, se fue extendiendo por todo el territorio de Estados Unidos.
Siete años después, en 1914, el vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, proclamó el segundo domingo de mayo como el Día de la Madre oficial, gesto que se hizo eco en otros muchos países que lo adoptaron hasta tenerse la celebración actual.
Sin embargo, aún a día de hoy en otros muchos países se mantiene el Día de la Madre según la tradición católica, el 8 de diciembre, y también en muchos más se ha cambiado, como es el caso de
España que en
1965 separó dicha festividad y reservó, en exclusiva, el
primer domingo de mayo como el
Día de la Madre en territorio español.