Muchos aseguran que la Frase “mientras más conozco al hombre más quiero a mi perro”,es de la autoría del poeta Lord Byron, escritor que su tiempo fue paradigma de lo libertino y amoral, motivo por el cual Lord Byron nunca encajó en la sociedad que le tocó vivir, misma sociedad que se volvió contra él, sobre todo a partir de los rumores sobre sus relaciones incestuosas con su hermanastra Augusta, por lo que terminó por abandonar el Reino Unido en 1816, para no regresar jamás y convertirse en un poeta errante por toda Europa.
Fue al primer ser humano al que, en un escrito, se le tildó de Bisexual. Se le llamó “El mil caminos” o “El poeta caminante”. Fue amante de la poetisa Mary Shelley, la creadora de Frankestein, relato escrita una noche tormentosa, entre rayos y truenos, a raíz de un disoluto juego erótico entre su amante y 5 parejas más.
La controversial frase “Mientras más conozco a los hombres más quiero a mi perro”, aparece en el curso de uno de sus poemas.
Pero Lord Byron jamás tuvo un perro, de hecho, otra frase suya lo caracteriza plenamente como un antisocial nato: “Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo”.
Para muchas personas, esta sentencia de índole comparativa con los canes es un rotundo insulto al género humano como un todo, por lo cual es rechazada virulentamente, ya que la expresión proclama que la especie humana literalmente es menos que un perro en términos de lealtad, credibilidad y confianza.
Para otros, es sólo una forma riente y ciertamente muy aguda de señalar a algunas debilidades humanas y punto. Hitler, Carlomagno y el filósofo griego Diógenes.
Curiosamente, esta frase fue usada por Adolfo Hitler en un encuentro con la prensa, insinuando que la frase era suya, lo cual parecía encajar porque el Führer siempre se hacía acompañar de un perro pastor alemán.
Mil años antes, la frase la esgrimió el rey Carlomagno, que tuvo 123 perros. En tanto que el filósofo Diógenes, nacido en el año 412 antes de nuestro era, solía usarla con frecuencia, solitario, andrajoso y pobre, siempre acompañado de can flaco y realengo, viviendo ambos nen un barril, en el colmo de la indigencia.
Este sabio humildísimo no legó a la posteridad ningún escrito; la fuente más completa de la que se dispone acerca de su vida es la extensa sección que su tocayo Diógenes Laercio le dedicó, indicando su desapego por lo material, y quien proclama que la frase “Mientras más conozco a los hombres más quiero a mi perro” nació de su talento, su genuino verdadero autor, ni Hitler, Carlo Magno o Byron, lo cual prueba que en el curso de la historia la creatividad puede reducirse a simplemente ser un asunto de un plagio no detectado
, motivo por el cual, hoy en día, a modo de moraleja, tan conspicua sentencia debía quedar expresada así: “Mientras más conozco al hombre más rápido registro mis ideas con derechos de autor”.
D/A