De esos días en semana santa, en que ha lucido el sol y también lloraron las nubes, el olor profundo de claveles y azucenas que acompañaban los Cristos y Vírgenes, el incienso de la iglesia que traía a la memoria años tan viejos cuando era niña, cuando aprendí el sentido de la paz que se siente en la iglesia, ese clima que permite , así lo crees, una comunicación aún mas directa. Junto al olor de jazmines y azahar y galán en la noche, mientras hacía alguna carrera y recorría esas calles con jardines en las traseras, son esas noches de la primavera que empieza.
Casi no había hora en que no hubiera algún motivo para conmoverse, para movilizar pensamientos y sentimientos
Pasos espléndidos éstos que pasean bajo una luna llena por las calles de un Mérida con sabor a “romanos” que te hace sentir más que estas viviendo aquellas fechas.
Los cofrades recogidos, los penitentes a veces descalzos, algunos cargando una cruz (Ojalá fuera siempre ésa.., pensarán para sus adentros como yo quizás también pensara). Como decía esta tarde a alguien.., qué clima más especial que te provoca a veces alegría, a veces tristeza, te hace sentir tan acompañada, al tiempo que profundamente sola acompañada de tanta gente en soledad, con ese Cristo que te mira y que no resistes mirar, que quieres mirar a la cara para gozar de su belleza y al tiempo te hace bajar la tuya avergonzada, por..?????, porque te sientes indigna…, porque en realidad no es su historia y su pasión ni su testimonio si no el arte de un artista quien te mueve la emoción ¿??
Qué difícil es expresarse, sobre todo para ésta que no tiene arte, qué feliz ese artista que sabe sacar pa fuera todo el remolino que se produce por dentro. Me apasiona esta pasión, me da vergüenza decirlo, no por lo que de folclórica tenga o se haya convertido, sino por lo que representa, y si hay algo que está presente es la grandiosidad del DOLOR, pero… es así, ni cambia nada ni nada gano con negarlo, sólo esconder mis secretos, sólo mantener una imagen. Pero de qué sirve eso.
SÍ, me gustan esos pasos bellos y la fila de capiruchos, sobre todo los de nazareno, y el olor a azahar y el incienso, y esas maravillosas esculturas y hasta conmoverme con los pies descalzos.. de los otros penitentes. Sí ..sé que no hacen falta estas manifestaciones que todo es mucho más interno, pero acompaña ......, bueno.., acompaña y al tiempo crea soledad. Al menos yo sentí éso, sentí necesidad concretamente de haberla vivido en compañía.
Ese Cristo que, no resistes, que no sé hasta qué punto es bello porque no puedo soportar mirarlo demasiado tiempo, una Virgen, distinta, sin palio, que anda a lo largo del puente romano bajo esa luna que parece caminar a su ritmo, a su paso.., y que este año no llegué a tiempo de ver, pero que no me supuso alivio sino mayor tristeza el que no pudieron caminar esa noche porque llovió como en tantos lugares de españa donde había hecho un mes de buen tiempo y como tantas veces cambió el clima justo estos días, de pequeña me gustaba pensar que era lógico, en la pasión de cristo debía haber aguaceros y tormentas y creía, como en los reyes magos, que así sucedía porque era semana santa. Era la procesión de mi parroquia en Mérida.
Y en mi Guareña de siempre, ese revivir de niña cuando acompañaba a los padres, él vestido de nazareno, mi madre siempre descalza , siempre pidiendo. Son los mismos pasos, el cristo de la caída, con el cirineo ayudando, un “romano malo” que amenaza con su látigo tanto lamento.
Una Virgen, la más guapa, se pongan como se pongan en sevilla o en málaga, la mía es la más guapa!!!. Tiene una cara no guapa de virgen sino guapa de mujer adulta, dolorida y al tiempo serena, tiene más años, no es tan imponente, pero es la más bella. Y tenía una manto azul no oscuro, un poco claro, que cincuenta años de exposición desmerecían el paso y este año estrena su nuevo manto, azul y casi negro, más grande, de mejor terciopelo, aunque…. No es el mismo, no es el de mis recuerdos, pero me alegro por ella, tiene derecho.
Salió de San Gregorio, mi parroquia, la de mi pueblo, bueno, la pequeñita, frente a la Santa María que a todos gusta más por ser más grande, estar allá en lo alto y sin duda de más categoría, pero ésta es la de mis años felices la de mis encuentros con una fe que tanto echo de menos.
Tras tantas “aventuras”, me dejaste de nuevo acompañarte por esas calles que ahora noto tan pequeñas, allí estaba de nuevo sintiendo que estaba tan lejos de los nazarenos, de esa música distinta a la de la Virgen, y que es la del Nazareno, y ahí me tenías de nuevo como otros años, pidiendo disculpas a maría por preferir estar más cerca de él y luego comprendiendo que a ella le importan poco estas bobadas y que yo con lo grande que era cómo podía seguir siendo tan tonta… pero así soy, tonta.., muy tonta.
tv.