Claro que sé de qué se habla, de esa soledad celosa que no deja acercar otra compañía, de esa soledad que siembra semillas de profundas raíces que niegan
dejar lugar para las rosas en nuestro patio, ese sentirnos como hoja indefensa
llevada por el viento al tiempo que encerrados en una carcel de sentimientos.
Y a veces a ello se une que nuestro cuerpo decide seguirle en su pena al alma
y se mustia y se arruga y se acobarda y los males, siempre cobardes, apostados
al acecho acuden a hacerse hueco.
Más al ser humano el Creador le dotó de un recurso al que es dificil destruir,
su humanidad que le permite compartir generosamente aún su soledad, su memoria que le habla también de otros males que en el pasado consiguió derribar, de su amor en mayor dosis a los más apaleados y si él te hace sufrir, él te ayuda con muy poquito a sobrevivir, a mirar de nuevo al frente y seguir caminando con los brazos abiertos para recibir todo lo que nuevos vientos traen y regar tu camino con lo que tu corazón derrocha.
Francamente Francisco, que entraste fuerte!!!!!.
Muchísimas gracias por tu colaboración, consigues hacer vivir lo que expresas.
Todo un éxito diría yo.