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Albergue TV-: No conviertan la casa de mi padre en un mercado-: Bendecida123
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De: pactemos (Mensaje original) |
Enviado: 15/06/2009 20:32 |
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Fecha: 16.03.2009 - 1.52 Autor |
Tiempo de Cuaresma
Pbro. Pedro Oscar Ávila Romo
""Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi padre".
Al inicio de este año del 2009 tuvimos el regalo de celebrar en nuestra patria el Encuentro Mundial de la Familia, el cual generó interesantes reflexiones con un contenido cristiano, pero al mismo tiempo detonó la emisión de reflexiones en las que se propone el no aceptar a la familia nuclear como el único ni el más importante modelo de la familia. Es por ello que en esta reflexión sobre la expulsión de los vendedores del Templo quisiera focalizarme hacia esa realidad tan sagrada como lo es la familia, a la cual reconocemos como una verdadera Iglesia doméstica.
¿Recuerdas cómo en el Génesis se retrataba a Dios paseándose en el paraíso y visitando a sus moradores? Allí hay gozo, paz, luminosidad, realización. Pero llega en el egoísmo el rompimiento, y aparece el miedo, la traición, la inseguridad y el fratricidio. Y así también sucede en nuestras vidas, ya que en muchas de nuestras casas el Señor ya "no se pasea", algunos lo tratamos como a un desconocido y otros le manifestamos como una persona "non grata", es un expulsado, un marginado de nuestro territorio y entonces sobrevienen nuevas historias de templos convertidos en mercados de nuestros mismos hogares.
Antes de que emitas una opinión descalificadota tienes que responder: ¿Tienes ciertas áreas de tu casa a las que Dios se le restringue el acceso?
En este tercer domingo de la cuaresma en el que contemplamos en el Evangelio de san Juan las actitudes del Señor Jesús en el Templo de Jerusalén, y que son provocadas por el celo que como Dios verdadero tiene por su Casa, me he puesto a reflexionar sobre el sentido que tienen nuestras casas y el celo que deberíamos tener hacia el santuario de Dios que son nuestras familias; de la misma manera, en que el Hijo de Dios le reclama a la casta sacerdotal la transformación y degradación de su Casa en un mercado, me he puesto a pensar en la gran cantidad de aquellas nuestras casas que se han convertido con el paso de los años, y con la llegada de nuestra indiferencia, en verdaderos mercados.
Te quería compartir un texto que acerca de los hogares cristianos, escribió Don Ramón de Campoamor, un excelente poeta español que vivió en el siglo XIX, en su obra titulada: Pequeños Poemas, y en la que se cuestionaba: ¿Qué es un hogar?
No, ¡no te engañes!, no me refiero a habitaciones sino a situaciones: el amor, la sexualidad, la planificación de la familia, los negocios, las amistades, las reuniones de trabajo, la permisividad o el tipo de amistades y reuniones. La invitación sería para que le invites a Dios para que se pasee en tu casa todos los días y en todos los espacios, lo cual es la mejor forma para que a nuestras casas llegue la salvación, y para que se transformen de un conjunto de piedras y de intereses mezquinos a ser un hogar verdaderamente cristiano. Pero, ¿dónde se encuentra el origen de nuestra desventura?
"El hogar no son piedras, son almas.
Fíjate como tendríamos que detenernos a profundizar en algunos de los sustantivos que van describiendo, en el lenguaje del poeta, las cualidades de una casa convertida en un verdadero hogar: las almas, el cariño, el quererse, el amor, y leerlas en contraste con aquel lugar físico al que se le llama mercado y que se describe de la siguiente manera: "Sitio público destinado permanentemente, o en días señalados, para vender, comprar o permutar géneros o mercancías".Nos advierte el Señor, pero, ¿qué significa convertir las casas en mercados? ¡Somos tantos los que estamos aludidos en su denuncia!
"¡No conviertan en un mercado la Casa de mi Padre!"
Como cristianos, es bueno que primero clarifiquemos, ¿qué entendemos por la Casa del Padre? Tendríamos que subrayar cuatro realidades distintas: La Casa de Dios es cada cristiano, cada familia, la misma Iglesia y la Creación entera. El Cristiano sabe que como bautizado es un Santuario de Dios, y es por ello que predicamos una moral que sobrepasa una simple ética humana. No podemos aceptar atentados contra la Casa de Dios que es cada cristiano. Debido a lo anterior, si, por ejemplo, en todos los pueblos la prostitución debiera ser considerada como algo absolutamente inmoral, porque denigra la persona humana. En la religión cristiana, un hijo de Dios no puede estar atentando contra el Templo del Dios altísimo en la degradación de su propio cuerpo.
Es muy cierto que en todas las culturas, la pornografía es y debe ser vista como un atentado contra el ser humano. ¡Cuánto más, si pensamos que cada uno de nosotros somos el Santuario de Dios! Démonos cuenta de todo el mercantilismo con el que se trata, hoy en día, la Casa de Dios que somos cada uno de nosotros. Actualmente, existen nuevas formas de mercadeo: En primer lugar esa importancia absoluta que se le concede a los atletas (se les dan salarios inauditos y se les va empujando a través de una carrera interminable al recurso de los esteroides y anabólicos) y los colocan muy por encima de otro tipo de tareas superiores de la sociedad (pensadores, investigadores, inventores), así mismo nos encontramos con el desenfreno ciclónico de la porno-telefonía, la ciber-pornografía, así como la creación y promoción de las así llamadas concupiscencias artificiales (la moda, la apariencia, la vanidad, el culto al cuerpo, el blof)
Ahora bien, es el momento de preguntarnos: ¿qué hemos hecho con la Casa de Dios que es cada una de nuestras familias? ¿Somos conscientes de que la familia es una Iglesia Doméstica?
Hay una novela española, titulada EL DIABLO COJUELO, en la que un personaje se va desplazando por encima de los tejados de las casas de un pueblo, levantándolos y observando lo que acontece en su interior. Si nosotros tuviéramos la misma cualidad, nos quedaríamos asombrados al contemplar tanta amargura, tanta desilusión, tanta incomprensión, tanta apatía y tanto mercadeo.
Hoy sobreabundan las casas que se han convertido en centros comerciales. Se va intercambiando una moneda por la prestación de un servicio. El padre de familia piensa que dando un peso merece toda la atención y todo el respeto. Los hijos profesionistas piensan que el sólo hecho de aportar un centavo a la casa les hace merecedores de derechos y les va eximiendo de las obligaciones.
Las casas se convierten en mercados en donde las personas son adquisitores de servicios y exijen un derecho por las monedas que aportan a la casa: a tener la ropa limpia y planchada en el lugar en que se le antoja. La madre se convierte en la prestadora de servicios, a la que se le puede reclamar y gritar, por no tener las cosas en el tiempo y en el lugar, que uno quiere. ¡Y todo por un triste peso que se da para ayudar en la manutención de la casa! ¡Qué lamentables resultan las cosas! Las casas se convierten en un mercado, en donde alguien paga y se sienta a la mesa pidiendo el menú que más se le antoja, y si el platillo no le satisface se puede uno molestar y ponerse a regañar a la cocinera y a la mesera, -que no suele ser otra que la misma que les dio la vida y mucho más que la vida-. Como si fuera un restaurante, la mesa tiene que estar servida a la hora que se quiere, y nadie, una vez que termina de ingerir los alimentos, es capaz de levantar, ni siquiera el plato y el tenedor con el que comieron.
Las casas se convierten en mercados, en donde las personas que dan unos pocos pesos, poco a poco ven su casa como si fuera un hotel o una casa de huéspedes. A esas casas se puede llegar a la hora que se quiere, cuando se quiere, y sí es que se quiere. ¿Acaso no son los hoteles esos lugares en donde la persona que paga, sabe si usa la habitación o no la usa, y en dónde se puede llegar a la hora que a uno más se le antoje? En un hotel se trataría del cliente, y recuerda que allí el cliente siempre tendrá la razón. Hoy, hablemos también de nuestra Santa Madre Iglesia que es también la Casa de Dios. Nosotros los sacerdotes deberíamos detenernos al escuchar, cómo el Señor Jesucristo ha considerado a aquellos que eran considerados los amigos del templo como a los más peligrosos enemigos del Templo.
Las consecuencias resultan molestas para nosotros. Podemos aprender en cabeza ajena: los peores enemigos del cristianismo no han de buscarse normalmente afuera, sino dentro de su recinto sacro. Y entre ellos, no hagamos aspavientos, podemos estar cada uno de nosotros. Con toda la razón del mundo se ha dicho que a nuestra Iglesia le hacemos mucho más daño los hipócritas que los ateos. Aquel Templo ya no era la casa del Padre del Cielo; era la casa de ellos. Digamos que era el santuario de sus mezquinos intereses. Aquel templo terrenal dejó de ser la morada de Dios, tan pronto como se ha convertido en el centro de sus intereses mercenarios. Sin Dios, aquel Templo ya no era una Casa, sino un mercado.
¿Y qué podemos pensar sobre la Creación entera? Se trata del estrado de los pies de Dios. Hoy, la creación se ha convertido en ese lugar en donde Dios ya no puede pasear con tranquilidad. ¡A Dios se le ha expulsado de su Casa! Dios se ha convertido en un "verdadero extraño" dentro de su mismo hogar, los inquilinos le hemos desterrado, o, por lo menos, le limitamos el acceso a ciertos espacios. Y es que existen ciertos espacios en los que Dios no tiene derecho de inmiscuirse: los quirófanos, las maternidades, los asilos, los orfanatos. El hombre contemporáneo no se quiere conformar con ser el centro, la cúspide y el vértice de la creación de Dios. Los hombres no queremos ser los lugartenientes de Dios en la creación, sino los dueños de la misma.
El hombre se ha adueñado de la porción de la Viña que Dios le ha confiado. Los hijos nos hemos convertido en unos extraños mercaderes en la Casa de Dios, que ahora se ha convertido en nuestro mercado. Todo se compra, todo se vende, todo se paga. Hay un precio para cada cosa, para cada persona y hasta para el mismo Dios. Los cordeles nos pueden parecer duros. ¡Pero dejemosle a Dios que purifique su Casa!
El mueblaje no es oro, es cariño. Si se quieren, qué ricos los pobres, Si no se aman, qué pobres los ricos. El amor inventó los hogares Y las aves del cielo los nidos. Si se quieren, el agua qué fresca, El pan qué exquisito. No hacen falta en la mesa más flores Que las flores que pone el cariño". |
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El mueblaje no es oro, es cariño. Si se quieren, qué ricos los pobres, Si no se aman, qué pobres los ricos. El amor inventó los hogares Y las aves del cielo los nidos. Si se quieren, el agua qué fresca, El pan qué exquisito. No hacen falta en la mesa más flores Que las flores que pone el cariño".
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Fecha: 16.03.2009 - 22.51 Autor: Bendecida123 |
Hola Marìa., si en cuanto a lo que mencionnas del primer parrafo sobre la familia nuclear., yo no entendi a que se referìa con exactitud., pero pienso que posiblemente se refiere a esa forma de vida en la familia donde todos andamos en nuestro propio espacio sin importar el espacio de los demàs. pudiera ser no lo puedo asegurar., es simplemente mi forma de entender el mensaje. En esos espacios personales donde no entra nada mas y mucho menos Dios para acudir a El y hacernos un examen del dia transcurrido.
El mercadeo esta por todas partes nos hemos convertidos en consumistas del mercado., donde es mas importante el status social., la comodidad( incluso para ayudar a los dolientes hermanos o compañeros )., el bien parecer., la apariencia que hay que guardar , el carro del año, la escuela mas renombrada etc etc y para ello sacrificamos gran parte de nuestro tiempo para escuchar y jugar con nuestros hijos., para inculcarles los valores de convivencia familiar, que hoy en dia estan tan pasados de moda.
A todos nos llega este tipo de mensajes ., porque de alguna manera este mundo en donde estamos tan inmersos ha endurecido las conciencias y la palabra perdòn no se puede dar porque no nos la enseñaron desde niños. Para con los primos., tias , y parientes a veces incòmodos a los que se aprende a tolerar y respetar, a sobrellevar y a tenerles paciencia siempre por la grata convivencia que debe ser una costumbre .
A evitar criticas destructivas hacia ellos porque les debemos respeto y cariño. Asi es como se fomenta el congregarse en armonia entre los hermanos ., porque alli esta Dios con su bendiciòn.
Esta reflexiòn de cuaresma y conforme al evangelio dominical, nos esta preparando para que hagamos un alto aquellos que por la inercia de las malas costumbres hemos dejado de lado muchas de estas educativas costumbres siempre por "falta de tiempo"., o falta de caracter para valorar lo que se tiene que invertir para socializar mas con la familia.
Y mucho mas invertir en revisarnos , de manera honesta y valiente para poder enmendar aquello que hemos ido dejando de lado "por falta de tiempo"., pero que de una manera u otra el dejarlo pasar nos va contaminando de amargura decepciones., desilusiones y enfermedades.. porque pareciera que en esta competitividad por alcanzar los niveles que el mundo demanda para ser aceptados, solo alcanzamos estas amarguras y ansiedades propias de esta generaciòn.
El versito de Campoamor esta sencillamente exquisito y da en el blanco de nuestros mas acariciados anhelos por alcanzar dentro de la familia .
Un gran abrazo amiga querida .
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