Cuando tus pasos ya cansados
sigan las huellas que dejé
por el camino, y sientas
que las horas de invierno
son cada vez más frías
y no tengas nada que hacer
mientras te calientas al fuego
hojea ese libro viejo olvidado
de la biblioteca, allí encontrarás
las letras, las palabras
que hicieron renacer
la alegría y mi esperanza,
el dolor y la soledad de mis días,
mis llantos y mis risas
que volverás a escuchar
cuando los viento
dejen de soplar,
y el azahar de los naranjos
llenen la casa de su aroma,
la humildad de los pobres,
la sencillez de los juguetes
el juego del destino
en una carta de baraja,
encontraras mis poesías
entre termitas hambrientas,
conocerás el romance
de todas las letras,
el movimiento de cada músculo
los de mis dedos
y las de mi cara en una expresión
de los años felices que no viví,
pasaran los años lentos
antes de que me haga viejo
te darás cuenta
y me mirarás a la frente
que despoblada de cabellos,
solo queda la miserable mirada
de lo que ayer fui,
más nunca volveré a ser igual,
nunca mis temas escritos
se predicaran como un refrán,
entre líneas leerás mis quejas
en forma simple,
no me los reproches,
son letras escritas por mi puño,
traduce lo que leas
mientras descansas,
no te duermas
que el fuego calienta,
pon cada palabra en una balanza
y has justicia,
equilibra mi vida perdida,
decide cual será mi destino final,
observa la carga de mi cruz
y mientras me hiero el alma,
te pido perdón
por lo que más quiero.
El Caminante...