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جواب  رسائل 1 من 2 في الفقرة 
من: PAPAYA  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 15/08/2009 18:15

Asunto: desfile insultante

 
 
 

Democracia manirrota

M. MARTÍN FERRAND

Jueves, 30-07-09

 

 

 

ENTRE 1850, en que lo inauguró Isabel II, y 1980 el Palacio de las Cortes resultó suficiente para albergar el órgano legislativo del Estado, unas veces democrático y otras no; pero la Constitución del 78 trajo consigo el germen del ladrillo y a la ampliación latifundista que ocupó el solar colindante, el antiguo Hospital de Italianos, siguieron otras que, incluso, llegaron a cruzar la Carrera de San Jerónimo y quedarse con las sedes de los Bancos Exterior de España y de Crédito Local. Ahora, las circunstancias han hecho decaer en España el impulso inmobiliario y constructor; pero eso no afecta al Congreso ni a quienes lo habitan, los padres de la Patria.

  

La Mesa del Congreso, unánime, acaba de aprobar una partida de 13 millones de euros para la construcción de un aparcamiento subterráneo de 262 plazas. No disminuye entre sus señorías el afán expansivo ni el gusto por el privilegio. Quienes se han concedido el de devengar derechos pasivos con más rapidez y ventajas que cualquier trabajador español y, en plena crisis, ya se han subido el sueldo y los complementos, no pueden utilizar el transporte público y necesitan más plazas para estacionar sus vehículos. Es un acto de desacato a la inversa. Los representantes le faltan al respeto a sus representados en el supuesto de que, dado nuestro sistema electoral, alguien sepa quiénes son las personas que se corresponden con la sigla y el emblema de sus preferencias.

  

Podría parecer un capítulo menor en el gasto, pero resulta sintomático de un modo de entender la función pública. Especialmente si se considera el dato, especialmente alarmante, de que en el primer semestre de este año el déficit del Estado sobrepasó los 38.600 millones de euros frente a los 4.600 del mismo periodo del año pasado: un incremento del 739 por ciento. Los ingresos disminuyen de modo vertiginoso y los gastos crecen de forma elefantiásica. No hay camino más seguro para alcanzar la ruina nacional. En ese marco la austeridad pública es exigible. Todos los gastos que no sean de atención social directa deben reducirse a sus mínimos y, entre ellos, el simbólico aparcamiento -¡que no les falte de nada a sus señorías!- que viene a ser como una pedorreta litúrgica con la que, sin voces discrepantes, los diputados se independizan de quienes les votamos. Mal está que no nos consideren ciudadanos; pero, ¿ni siquiera clientes?

 

 

 


ARTURO PÉREZ-REVERTE 5 de Julio de 2009

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la
acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los
diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y
escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y
un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y
peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden
ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los
telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van
pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos
de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando
líneas maestras de la política nacional y periférica.
No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con
trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos.
Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para
comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados,
nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en
su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la
mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al
que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del
paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza.
Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con
ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso
desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es
un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un
estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de
ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente
honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que
no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no
elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de
ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso
correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura
adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del
mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile
de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y
la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto.
Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está
pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo,
los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de
modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo
gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente
perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes
ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a
despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores.
Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados
de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme
en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la
vida. Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino
a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera.
Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida
a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus
ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las
consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su
momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si
tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo
montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las
dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre
ellos, en comisiones y visitas institucionales que
a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos
que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado -ahí no hay
discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión
pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de
trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a
ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con
cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando
lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales
del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin
hacer cola en ventanillas, desde el primer
día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía
ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla,
y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y
objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera
de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me
cruzo con ellos.


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جواب  رسائل 2 من 2 في الفقرة 
من: talvez مبعوث: 17/08/2009 22:09
 
 

 

....Podría parecer un capítulo menor en el gasto, pero resulta sintomático de un modo de entender la función pública. Especialmente si se considera el dato, especialmente alarmante, de que en el primer semestre de este año el déficit del Estado sobrepasó los 38.600 millones de euros frente a los 4.600 del mismo periodo del año pasado: un incremento del 739 por ciento. Los ingresos disminuyen de modo vertiginoso y los gastos crecen de forma elefantiásica. No hay camino más seguro para alcanzar la ruina nacional. En ese marco la austeridad pública es exigible. Todos los gastos que....

 

 

Sí, así sucede en la vida,son pequeños capítulos menores, pero.. gota a gota, célula a célula se forma un ser entero y esas pequeñas muestras dan imagen del fondo de las personas, que , tal vez no se arriesgan  a  desmanes mayores porque serían ma´s evidentes, pero el fondo, el poso está ahí. Poco visible a no ser para aquellos que verdaderamente se preocupen de en qué manos ponen sus vidas.

 

 

Y de acuerdo con la reacción que al parecer tiene Reverte

 

.........paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza.
Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con
ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso
desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es
un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un
estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de
ellos y ciscarme

……

 

es que no tiene desperdicio

 

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente
honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que
no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no
elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de
ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso
correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura
adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del
mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile
de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y
la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto

 

 

Lo subrayo porque lo suscribo y además lo hago extensivo a tantos ejemplos de nuestra cada vez más absurda forma de comportarnos en esta cada vez más conscientemente inconsciente sociedad

 

 

 

Graicas Papaya, interesante y bueno que se difunda la denuncia. No se trata de darle a la crítica por la crítica, se trata de defender nuestro derecho, nuestra dignidad, ya que no

Siempre podemos conseguir los cambios, que cuando menos no nos hagan luz de gas.

 

 

 

 Pero éoss son nuestros representantes, es decir los que representan la sociedad que somos.

 

No todos son así ,claro no todos los miembros de la sociedad son así, pero a que resalta???, a que si no tienes mayor empeño en ir por la vida de falso  positivo y optimista a base de cerrar los ojos y oídos,  a que en e´sto vamos convirtiendo la sociedad, poco a poco y desde nuestras pequeñas y particulares conductas, granito a granito.. así nos vamos involucionando.

 

 

 
 AUTÉNTICOS   TalVez   
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No es necesario apagar la luz del prójimo para que brille la nuestra (Baruch)
 

 



 
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