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Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: Miryam  (message original) Envoyé: 05/09/2009 22:06
Decía Gabriel García Márquez que "lo único que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es que no". Y qué quieren que les diga, además de parecerme una actitud sabia, creo que fue una decisión acertada e importante, porque la debilidad humana de decir siempre que sí a todo, por complacer a los otros o someterse a sus caprichos, nos puede traer algún que otro disgusto o una perturbación de la paz. Cuando servidora de ustedes, desacostumbrada a ello, me decidí también a decir no (con buenos modales, claro está), me pareció tan asombroso en mí como una radio que funcione sin pilas. Pero aquel valor desplegado de forma tan espontánea no sólo me dejó atónita viendo los resultados, sino que mi repentina decisión me hizo sentir libre como una gaviota.


Decir no no es precisamente agradable como una bañera de hidromasaje, porque además de ser duro como la piel masculina, se corre el peligro de romper un vínculo de amistad, y ya sabemos que quien tiene un amigo tiene un tesoro..., a menos que se vuelva incordio. Pero vamos al cogollo del meollo. Hace unos años, mi santo y servidora salimos de viaje a Italia con un pequeño grupo de dos matrimonios amigos, al que se unió un señor, viudo e íntimo de uno de los matrimonios. Delgado como un alambre y algo encogido de espaldas , nos pareció a todos un tipo simpático y con cierta habilidad para caer bien. Pero al poco de llegar a Roma comenzó a resultarnos a todos un aguafiestas, con lo cual nuestra alegría comenzó a desvanecerse como una puesta de sol, pues el machito en cuestión no paraba de llevarnos la contraria a todo lo que decidíamos, ya fueran excursiones, restaurantes, etcétera, modificando con ello nuestra respiración.


O sea, que tan pronto el grupo proponíamos algo, el sabihondo -que no sabio- le ponía el pestillo , dejando nuestra voluntad doblada como una alcayata, pues si se le metía en el tino un cambio de programa, sin reparo y casi con un gruñido, protestaba entrometido . El matrimonio amigo suyo, rígido de temor a perder aquella amistad ("no me lo pierdas", pensaba yo) de tantos años, no se atrevía a contradecirle y, para que la relación no se enturbiase, aceptaba al cho-plomo aquél, aunque interiormente estuvieran ambos llevados de la indignación. Por culpa de su vara de mando, la situación con aquel hombre llegó a tal extremo que ya las salidas producían entre el grupo un intenso sentimiento de seriedad. Si he de ser sincera, siempre he preferido exponerme a que abusen de mi confianza antes que a la inversa, pero en este caso -y como pienso que nunca es tarde para poner los puntos sobre las íes y cantarle las verdades del barquero a quien se lo merece- opté por decir no a un cambio de espectáculo que los tres matrimonios habíamos seleccionado y que el individuo en cuestión intentó abortar. Nunca es agradable hacer una advertencia, pero aventada mi rabia, le interrumpí cortésmente pidiéndole una rectificación de su conducta, y que si continuaba así tendría que seguir el viaje solo, ya que tanto mi mártir como yo y el resto del grupo no estábamos dispuestos a seguir aceptando tal dictadura. Con lo que, además de mostrarse desconcertado, le vino una parálisis progresiva de la palabra que lo dejó mudo por unos minutos. Y yo me obsequié con un relajante baño caliente antes de dormir. Al siguiente día, y recuperado su asombro de lo que a él le pareció una descarga eléctrica de alta intensidad, apareció alegre como un día de paga y aceptando mansamente nuestros itinerarios. Desde entonces, él y yo guardamos una excelente relación. Y es que atreverse  con un "gracias, pero no me apetece salir hoy", "lo siento, pero no te busco una recomendación porque no es mi estilo", "no me gusta tu actitud", etcétera, en el lugar justo y en el momento adecuado, puede resultar mejor que la mágica palabra "abracadabra". Y además les aseguro que deja respirando aires de libertad. Faltaría más.



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Réponse  Message 2 de 2 de ce thème 
De: talvez Envoyé: 06/09/2009 18:39
 
 

Sin duda que sí MIRYAM, ese suspiro que te surge cuando has conseguido no tanto imponerte al otro sino a tu propio miedo, a tu propia tendencia a seguir la rueda porque es el carro al que se montan todos.

Yo no sé si no he tenido demasiados problemas en decir NO, o es que en realidad no tengo ganas de decirlo con mucha frecuencia. Lo que sí suelo es la tendencia a negociar o a comentar o matizar. Digo porque de pronto estoy pensándome por ej. En este ámbito. No es que siempre haga lo que quiero y diga siempre No a lo que no quiero, pero es que en mi persona quizá no ha sido nunca demasiado importante el donde ir o qué hacer, y en cuanto a qué opinar ahí sí nunca he tenido freno. Sí muchas veces la presión es tan fuerte , tan salvaje a veces y otras te pilla en uno de esos momentos en que todos los frentes parecen estar abiertos, que ganas te dan de dejar pasar la corriente, pero es entonces cuando una siente ese vacío tras haber pasado el rato que sufre ese malestar supongo del que dice SÍ cuando quería decir NO. Así que ni con frecuencia ni durante mucho tiempo consigo mantenerme mucho tiempo. Mas pronto que tarde, como bien dices, procuras encontrar el momento y la mejor forma ( a veces, precisamente si se tarda mucho es más probable que uno explote) y terminas exponiendo lo que en ti acontece.  Y luego, salga el sol por Antequera, pero una respira, respira por fin su aire, el auténtico.

 

  

 
 
 
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