““Hay en la angustia un presentimiento de lo divino, de la omnipotencia creadora. Hay que pasar por
la experiencia de esta angustia, del “temor de Dios”. Extraer de esta misma experiencia una fuerza creadora.
El temor de Dios debería suscitar un aumento de vida en quien lo experimenta.
Debemos ser capaces de metamorfosear nuestra angustia. Los primitivos y los niños conocen la angustia.
La angustia es sobrepasada por la fe.””
“la angustia es, en efecto, para algunos y a su manera, un síntoma de falta-de-dominio con respecto a la realidad,
en el sentido de que hace vacilar la suficiencia del hombre y puede prepararlo así al abandono confiado en que consiste
la fe.
Esta “angustiosa” huida en la que se mueven muchos para huir de la angustia, ese “terror” al dolor…
o a aceptar que está doliéndote , que es lógico que te duela, que es humano y que es parte de las sensaciones de la vida.
No es que desees estar teniendo esa sensación ni siempre ni con preferencia ni que te complazcas o la busques,
pero evitarla hasta el punto de quien sabe qué evitar al mismo tiempo otras posibles experiencias de vida,
otras parcelas de la vida, otros encuentros.
También el negarla, como si, ese como si… que no es otra cosa que el abono para otros como si.., es decir,
para autoengañarse y por tanto engañar, no vivir plenamente puesto que no permites que otros vivan tu realidad,
sino tu como si…, todo es como una falsedad, como una copia, como esas prendas tan bonitas como parecidas
a los originales y como suscribiendo la estafa , el anagrama, la firma del original, también copiada.
Como siempre… es una opción de vida, a veces cuando la angustia es mucha llego a ceder y pensar que
ojalá fuera capaz de compartir esa opción , sin duda más agradable.., pero no, si me pareciera , sin duda,
más agradable optaría por ella, si me esfuerzo en no ceder en admitir la debilidades pero no camuflarlas,
es porque lo positivo de esa opción es parcial y puntual.