3. Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice.
A veces, ni yo mismo lo sé.
Entiendo que se refiere a una "forma" de preguntar ese
porqué, de forma inquisitiva, amenazante. Sin embargo,
me parece muy conveniente precísamente el preguntar el
porqué. Siempre es bueno el conocimiento, aunque a veces
no nos guste lo que conozcamos.
Al preguntar podemos "entender" el sentido de esa conducta que en principio juzgamos mala y tal vez fue malentendida. También ayuda a entender qué hay detrás de esa manifestación conductual, qué le hace actuar así. Y quizá lo más importante, lo ayudamos a reflexionar sobre sí mismo, y es probable que no
lo "sepa", pero tal vez acompañándolo en la reflexión consiga averiguarlo. No se vale quedarse con una cierta comodidad en .. no sé por qué hago.. , digo..... Es como mantenerle y mantenernos
en una forma de actuar irresponsable.
2. Trátame con amabilidad y cordialidad igual que a tus amigos.
Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.
Es que ser familia implica dirigirse con amabilidad y cordialidad,
son formas educadas, civilizadas y naturales de relacionarse y no
tienen por qué ir ligadas al "amiguismo", tan perjudicial como el
autoritarismo para un crecimiento sano.
11. Trata de comprenderme y ayudarme.
Cuando te cuente un problema no me digas: “eso no tiene importancia…” porque para mí sí la tiene.
Incluso y, a veces precisamente, aunque para él no la tenga,
no caer en la tentación del temor a "preocuparlos" , a que
se "entristezcan" o disgusten, porque es importante comprenderlo,
tanto como AYUDARLO, pero no a hacerse flojo o debil, sino
a hacer frente a la situación problema que le haya surgido.
Es tristísima la tendencia a dar el visto bueno a todo lo que hagan
los hijos.. por el hecho de que lo son. Es una dejación de
responsabilidad que con frecuencia va unida a una falta de exigencia
hacia sí mismos por los propios padres y que tiene que ver con
el siguiente punto 12
12. No me digas que haga algo que tú no haces.
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
Con frecuencia se les anima pícaramente a hacer aquello que no se admite pero que asimismo se hace, dando por buenas actitudes y conductas que jamás admitirían públicamente tenerlas, pero que en ese afán de conseguir sentirse "colegas" amorosos, se justifica con un guiño de ojo o como muestra de aceptación.
El otro día en un debate se decía algo que comparto por completo, justificarles en todo y por todo ( y se empieza como siempre por lo aparentemente sin trascendencia), no deja de ser una falta de respeto a los propios hijos, una falta de tratarlos como adultos, en un mas que interesada interpretación de que ese trato esté reñido con el amor.
Contaban cómo algunos ( claro, no todos) padres verdaderamente preocupados por el respeto hacia sus hijos afectados por algunas enfermedades y trastornos, se negaban a firmar su incapacitación por lo que de anulación de la persona tenía. Uno puede tener limitaciones, puedes ser comprensivo con su falta de aprendizaje que le lleva a posturas y conductas inapropiadas y / o problemáticas, pero no mantenerlos en la ignorancia porque sólo es reflejo de la propia necesidad de aceptación como amigos, ya que no como padres.