No todos, no todos. Querer pensar que todos los empleados y/o directivos de todos los centros son así
y se conducen así, es tan completamente absurdo como incierto y como lo es el pensar que todas estas
denuncias son mentira.
Es una denuncia a los Centros y sus directivos y empleados y a los políticos que lo consienten y lo fomentan
pero también a nosotros, a todos y cada uno de nosotros que adoptamos una de estas actitudes:
a) Sí, claro , qué van a decir las madres, pero habrá que ver cómo son los muchachos...,no hay quien pueda con ellos.Es muy dificil mantenerlos a raya, y si no, por qué los dan a los centros, pues porque no pueden con ellos no se les va a corregir con pastelitos....
b) Sí, es terrible,son unos miserables, sinvergüenzas, había que darles una paliza a ellos. Que cierren todos los Centros
c) Bueno, no se sabe, claro, habrá de todo, ... quien sabe...
En cualquier caso, nos quedamos como estábamos, ninguna acción, ningún cuestionamiento a nuestra forma de pensar ni de reaccionar. El caso es que si no lo tenemos claro, el problema es tan grave, que habría que mojarse y tratar de comprobar qué tanto hay de cierto, porque ... si lo hay (como así es), nuestro silencio o nuestra protesta personalísima en nuestro pequeño círculo no es más que una forma de ser cómplices.
Se nos antoja lejísimos, imposible que nos viéramos en una situación similar y fuera uno de nuestros hijos.
Tan lejos y tan imposible como vemos un terremoto que se lleva hogares y vidas. TAn lejos y tan imposible como esos accidentes de avión que podría acaecernos en cualquiera de nuestras idas o venidas de vacaciones o de gestiones laborales. Pero suceden. Están cercanos.
Es una denuncia a ellos, es una denuncia a nosotros por consentirlo, por ser sus cómplices.