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DESVÁN DE TALVEZ: - Dia Internacional contra el Maltrato a las PERSONAS -Los HOmbres tamb. lloran-
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De: talvez  (Mensaje original) Enviado: 25/11/2010 23:45

En una EDITORIAL de la cristiana Revista21, bajo el título LA MIRADA ACERTADA, dicen,

“A veces equivocamos la mirada. Escarbamos en las circunstancias sociales y las razones políticas, justificamos las elecciones personales o grupales y nos molestamos por los discursos o las revelaciones que trastocan la pretendida paz social o institucional. Y olvidamos enfocar en la dirección acertada. Que no es otra, no puede ser otra, que la de las víctimas, de toda condición y lugar.

 

Da igual las razones (o sinrazones) que tuviera el asesino que empuñó el arma o puso la bomba o abusó de su intimidad, su libertad y su confianza. Da igual su color, formación religión. No importa que ponernos de su lado pueda hacer tambalear los cimientos de una milenaria institución. Porque es una cuestión de justicia, de verdad, de dignidad, de memoria, ponernos siempre del lado de las víctimas.

 

Víctimas en este caso de la barbarie ciega y salvaje del terrorismo, nacionalista o yihadista. “

 

Se trata de un  editorial con motivo de los cincuenta años del primer asesinato terrorista, por ETA, y la señalización de un día , uno de esos “días de..”,   “…..para dignificar la memoria de quienes han perdido familiares a manos del terror.  “ y sigue   “… Pero su lema es aplicable a todas las víctimas “…. “Es lo que Jesús nos enseñó: a ponernos siempre del lado del que sufre, del lado de la víctima”.

 

La Editorial sigue haciendo referencia al tema del terrorismo, la heroicidad de algunos ciudadanos amenazados “ por pensar distinto” y de las vestiduras que nos rasgamos por motivos secundarios y   “...volvemos a equivocar la mirada, hemos dejado de nuevo de enfocar en la dirección adecuada. Los últimos, los que no tienen nada porque ya lo han perdido todo. Ésos deben ser el motivo de protesta, el objeto de la indignación. Ignorarlo es faltar a la verdad, a la dignidad, a la memoria, a la justicia. Y sin estos cuatro cimientos somos peor sociedad, peores creyentes, peores personas.”,   concluye.

 

Je!, a que todos estamos de acuerdo. A que no consideramos la contradicción en la que en ese caso entramos con nuestra actitud ante las personas que se ven agredidas,  salvo, claro está que sea una víctima que nos interesa muy personal y particularmente defender porque de alguna forma defendemos nuestra particular y personal “tortilla”.?

A que ante similares situaciones y nuestra tan distinta reacción tenemos un montón de “buenas razones” para nuestra contradictoria conducta?. Bendita disonancia que nos avisa de que algo anda mal en nuestra tendencia y nos llama a reflexionar y modificar, corregir el rumbo de la pendiente del autoengaño. Un aviso que nos esforzamos tanto en acallar que cada vez queda más y más ensordecido por el ruido de tantas buenas razones.

 

 

 

 

 

 

 

http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/reto/erradicar/sexismo/jovenes/elpepiesppvs/20101125elpvas_9/Tes

 

DIA INTERNACIONAL CONTRA EL MALTRATO A LAS PERSONAS

 

 

Jueves, 25/11/2010

País Vasco

REPORTAJE

Otro reto más: erradicar el sexismo entre los jóvenes

Los datos sobre la violencia contra las mujeres constatan que el problema persiste entre las nuevas generaciones

INÉS P. CHÁVARRI - Bilbao - 25/11/2010

Dicen los expertos que cualquiera puede sufrir violencia sexista. Que da igual el nivel social, de estudios, la religión o la procedencia. Tampoco importa la edad. Las agresiones, fundamentadas en valores y en una educación que discrimina a hombres y mujeres, conductas más propias del pasado, siguen calando en los jóvenes. Ahí están los datos. La Ertzaintza contabilizó el año pasado 1.288 agresiones contra mujeres de entre 18 y 30 años, el 35% del total. Igual porcentaje se ha registrado en el primer semestre de 2010, según el Departamento de Interior.

 En los hogares se siguen produciendo las grandes desigualdades

"Lo llamativo es que con la concienciación social que hoy en día existe, con el rechazo, las campañas de prevención... esas conductas se mantengan", afirma Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la UPV y experto en violencia contra la mujer. "Estamos en la buena dirección, pero otra cosa es que los cambios tarden en consolidarse. El problema es que mujeres en edades jóvenes no interpretan ciertas señales. Por ejemplo, asocian una conducta de celos como un exceso de amor", añade.

 

Si los datos son menos llamativos, las conclusiones de algunos estudios resultan escalofriantes. El informe de Emakunde Adolescentes en Euskadi. Una aproximación desde el empoderamiento, publicado en 2009, concluye que el 69,7% de los encuestados encuentra normal "sentir celos cuando se está enamorado" y un 36,3% de las chicas se muestra de acuerdo en "mirar el móvil de tu pareja si piensa que te está poniendo los cuernos".

 Otro estudio elaborado por el Ministerio de Igualdad y la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con todas las comunidades autónomas, y publicado el pasado julio, abunda en la misma idea. El informe recoge, entre otros datos, que un 30,7% de los chicos encuestados considera que "decirle que no vale nada" a su pareja no es maltrato, otro 22,8% opina en el mismo sentido respecto a "hacerle sentir miedo" y un 35% en "controlar todo lo que hace".

 

Estos aspectos se encuadran en el concepto de micromaltrato, aquellas conductas que sin llegar a suponer una violencia física, sí lo son desde el punto de vista psicológico. "El problema", apunta María Silvestre, directora de Emakunde, "es que muchas jóvenes no son conscientes de que esto suponga una agresión, ni muchos de ellos".

 También hacen referencia los expertos a un "espejismo de igualdad". "Entre los más jóvenes ha calado la idea de que somos iguales y no perciben el problema. Piensan que es una cosa de sus aitas y que ya está superado", explica Mónica Ibáñez, asesora de la Dirección de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género del Gobierno vasco.

 Y si las diferencias de acceso a un puesto de trabajo entre un hombre y una mujer disminuyen, la gran diferencia de roles se sigue produciendo entre las paredes del hogar. "Los valores igualitarios no se han asimilado en la convivencia más íntima. La mujer sigue cargando con la mayoría de las tareas domésticas. Y los jóvenes siguen viendo en sus padres y abuelos unos comportamientos que inciden en relaciones asimétricas", apunta el catedrático de la UPV.

 

El problema nace en convertir la diferencia entre sexos en un trato diferente. Silvestre cree que sobre esta piedra se sustenta la violencia sexista: "La desigualdad motiva o facilita que se establezcan relaciones de dominación y en éstas el hombre es el que domina y la mujer es la dominada". Estos comportamientos derivan de un proceso de aprendizaje incontrolable en la medida en que no se suele adquirir en los colegios, en la educación formal, sino en casa, en la calle o a través de la televisión.

 

"Es un legado cultural que arrastramos, que interiorizamos y que condiciona nuestra forma de ser", subraya la responable de Emakunde. "No es que las mujeres tengamos la culpa porque no sabemos delegar y los hombres la tengan porque no se quieren corresponsabilizar. La culpa es de la sociedad en su conjunto, de nuestro patrimonio cultural y de los estereotipos sexistas que hemos aprendido", apostilla.

 La educación de los más jóvenes constituye por tanto el empujón necesario para desterrar las conductas sexistas hacia las mujeres. Más aún si se tiene en cuenta la "cronicidad" de estos comportamientos; una vez adquiridos se antoja imposible invertirlos. Echeburúa advierte: "la violencia de género se mantiene en el tiempo porque el varón obtiene unos beneficios de ella. Si se consigue dominar a la víctima, si se pliega a sus deseos o caprichos, el hombre reforzará esa conducta porque obtiene algo de ella. Y en caso de ruptura o de nuevos emparejamientos tiende a repetirla".

 

También parece tener claro el valor de la educación Amaia Martín, quien junto a otras seis amigas, de entre 18 y 19 años, han decidido presentarse a la primera edición del concurso Exprésate Beldur Barik organizado por Berdinsarea y Emakunde y en el que participan otras muchas instituciones vascas. El certamen, al que han concurrido más de 500 jóvenes de entre 16 y 26 años con diversas propuestas artísticas, fue presentado ayer en Bilbao y no intenta otra cosa que concienciar a la juventud vasca contra la violencia sexista.

 

Las amigas, que han formado el grupo Matraka, han presentado un documental de 10 minutos de duración. "¡Cómo vamos a vivir en una sociedad igualitaria!", exclama Martín si se le pregunta si todavía es necesario luchar por los derechos de las mujeres. "Hay que luchar contra la violencia de género, no me refiero sólo al bofetón, a la paliza, también contra los insultos, las frases despectivas", enumera esta estudiante de Ingeniería Química que insiste en apuntar que habla en nombre de todas sus compañeras. "Influye la educación que le das a tu hijo, porque nunca se les deja elegir, sino que en función de su sexo les enseñamos de una forma u otra", añade la joven, quien recoge ideas expresadas por Echeburúa o Silvestre, "Estamos acostumbrados al machismo y lo sufrimos sin darnos cuenta".

 

Aún así, el catedrático de la UPV suma una última idea. "Uno de cada cuatro agresores no sólo ejercen violencia contra su pareja, sino también contra sus hijos, compañeros de trabajo y amigos". Aquí la educación pasa a un segundo plano: "Son personas con problemas para controlar los impulsos o la ira".

 

Echeburúa: "Hay jóvenes que asocian los celos con el amor"

 Silvestre: "La culpa es de la sociedad en su conjunto, del patrimonio cultural"

 

 

MARÍA SILVESTRE CABRERA

¿Qué realidad se oculta tras los datos?

MARÍA SILVESTRE CABRERA 25/11/2010

Siempre se ha ejercido la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. Ha habido violencia de la misma manera que ha habido discriminación. Sin embargo, ha sido hace bien poco cuando hemos sido capaces de ponerle nombre a esa violencia y asumirla como un problema social, como una lacra de nuestra sociedad. A raíz de ese significativo avance, se han dictado leyes y se han establecido estructuras de carácter social, asistencial, jurídico, psicológico y policial y se dedican recursos a la atención, a la prevención y a la sensibilización.

 Las relaciones de dominio persisten donde se ha ejercido violencia contra las mujeres

Cuando entra en las agendas políticas no sólo se planifican actuaciones sino que se decide medir el problema para poder dimensionarlo y ajustar la respuesta. Sin embargo, no es posible quedarse en la evolución de los indicadores para evaluar la situación de la violencia que se ejerce contra las mujeres. Lamentablemente, el número de mujeres muertas a manos de sus parejas o ex-parejas sigue siendo altísimo, aunque en los últimos dos años hablemos de cifras inferiores a las de principios de la década. A pesar de ello, no podemos quedarnos en este dato porque, no es posible una valoración positiva hasta que la cifra sea igual a cero.

 

Tampoco podemos quedarnos en el dato del número de denuncias, porque todavía es difícil valorar en su justa medida qué significa su aumento o su retroceso. Si aumentan es posible interpretar que un mayor número de mujeres ha asumido la relación de maltrato a la que estaba siendo sometida y ha optado por salir de esta situación por la única vía que, hoy por hoy, abre un nuevo camino. Sin embargo, si el número de denuncias desciende, no sabemos si significa que la violencia ha vuelto a refugiarse en el silencio y a encerrarse entre las cuatro paredes de un hogar o si, por el contrario, es indicio de un descenso de agresiones.

 

Lamentablemente, los datos, hoy por hoy, sólo nos dibujan un mapa que es, a todas luces, incompleto, aunque es cierto que la acumulación de series temporales y, sobre todo, la homogeneización en la recogida de los mismos -al menos en Europa-, nos aportará más información. Ha llegado el momento de detenerse, de recoger toda esa producción de indicadores y de pensar, de reflexionar en torno a qué realidad nos está mostrando. La primera fotografía que nos muestra es que la violencia contra las mujeres es una realidad que carece de perfiles, la sufren mujeres de todo tipo y condición y la ejercen, también, hombres diferentes: jóvenes, ancianos, ricos y pobres, de aquí y de fuera.

 

Un análisis de las sentencias nos debe hacer reflexionar sobre si se está aplicando correctamente la Ley de medidas integrales contra la violencia de género de 2004 o si se aplica todo lo que se debiera, o si debemos plantearnos su mejora para que pueda dar cobijo a todas las relaciones de maltrato.

 

Pero si hay algo que los datos nos están diciendo a gritos es que la desigualdad y las relaciones de dominio persisten allí donde se ha ejercido la violencia contra las mujeres y persiste, por tanto, en la sociedad que padece esta violencia. Si algo nos dicen los datos, es que debemos seguir trabajando para poder alcanzar una sociedad igualitaria que fundamente sus relaciones en el respeto, la igualdad y la no violencia.

 María Silvestre Cabrera es directora de Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer del Gobierno vasco.

  

Son datos escalofriantes y que sigan dándose a estas alturas debería ser exponencialmente alarmante..

Como dice   el  catedrático de Psicología Clínica Enrique Echeburúa , experto en violencia contra la mujer,

“…..Lo llamativo es que con la concienciación social que hoy en día existe, con el rechazo, las campañas de prevención... esas conductas se mantengan", Dicen que se está en el buen camino pero ….., y este pero yo creo lo responde muy bien María Silvestre Cabrera en el siguiente artículo, cuando concluye que   "... es el momento de pararse y estudiar con detenimiento toda la extensísima producción que investiga el fenómeno y reflexionar muy seriamente" .  Y yo añadiría que siendo tan extensa la producción cojea en igual proporción en cuanto al estudio de otras variables de las que no se ha evaluado aún el peso.

 

No es que las mujeres tengamos la culpa porque no sabemos delegar y los hombres la tengan porque no se quieren corresponsabilizar. La culpa es de la sociedad en su conjunto, de nuestro patrimonio cultural y de los estereotipos sexistas que hemos aprendido", apostilla. 

 Es muy interesante esta reflexión, no es que tengamos la culpa las mujeres… , no es que sólo la tengan los hombrs, la culpa es de la sociedad en su conjunto -incluidas mujeres y víctimas-. Cuando queremos tratar una enfermedad y ésta se resiste, hay que pensar si alguna variable se nos está escapando del tratamiento y dificulta la eliminación de la misma.

 

69,7% de los encuestados encuentra normal "sentir celos cuando se está enamorado" y un 36,3% de las chicas se muestra de acuerdo en "mirar el móvil de tu pareja si piensa que te está poniendo los cuernos".

 

un 30,7% de los chicos encuestados considera que "decirle que no vale nada" a su pareja no es maltrato, otro 22,8% opina en el mismo sentido respecto a "hacerle sentir miedo" y un 35% en "controlar todo lo que hace".

“los datos, hoy por hoy, sólo nos dibujan un mapa que es, a todas luces, incompleto “.

 

También hacen referencia los expertos a un "espejismo de igualdad". "Entre los más jóvenes ha calado la idea de que somos iguales y no perciben el problema. Piensan que es una cosa de sus aitas y que ya está superado", explica Mónica Ibáñez, asesora de la Dirección de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género del Gobierno vasco.

 

No sé, y es el problema de sacar conclusiones a partir de “otras conclusiones” que alguien ha interpretado de los datos de la investigación. No sé si han realizado un análisis comparativo de estos datos teniendo en cuenta la variable género. Vaya, qué porcentaje de “chicas”, interpretan las situaciones de igual forma que los chicos.

 La observación en grupos de jóvenes muestra un tufillo machista en demasiadas de nuestras jóvenes. Las mismas que sufren ese   “un "espejismo de igualdad", a que se refieren los expertos.

Porque no han tenido que luchar, porque sienten que pertenecen a una generación ya moderna y que ha superado todos los tabúes ( ej. Sexo, drogas, horarios…), y porque en sus  demandas a la “sociedad y los políticos” se les llena la boca de sentimientos y demandas feministas, se despistan de sus propias actitudes y conductas ante situaciones reales vividas por ellas mismas. Cómo interpretan esas señales y sobre todo cómo reaccionan ante esos primeros “micromaltratos”. Siguen siendo interpretados desde el más puro estilo machista, incluso con un cierto orgullo, como una preocupación e interés por su persona.  Si alguien critica a “su chico”, los agresores son “los otros”, “las otras”, cuando se trata de “su pareja”, la siempre invocada, y por mí no entendida,  hermandad femenina ni siquiera aparece en su escenario, ni siquiera una duda. Curioso, porque ante otras situaciones similares se tiende a “curarse en salud”, por si acaso.   En estos casos, hay ejemplos televisados todos los días, víctimas de las que las propias nuevas parejas hacen chufla, para al cabo de unos años o meses unirse al grupo de las acusadoras, eso sí, no es que las anteriores tuvieran razón, ellas son las únicas dignas de tener en cuenta, las otras…. "Se lo merecían".

 

 “ Estos comportamientos derivan de un proceso de aprendizaje incontrolable en la medida en que no se suele adquirir en los colegios, en la educación formal, sino en casa, en la calle o a través de la televisión.”

 Esa educación de “palabra”, tiene estas consecuencias, no se integra, no cala. Tan solo se repite por quien la escucha de la misma forma que la repitió quien la escuchó primero. Lo que comporta prestar, integrar esa formación, es difícil de asumir, porque , de la misma forma que ….”: "la violencia de género se mantiene en el tiempo porque el varón obtiene unos beneficios de ella.”, la conducta de las mujeres se mantiene en suficientes ocasiones por el mismo o similares motivos.

 

 

Por otro lado, es un poco contradictorio una lucha contra el sexismo y los estereotipos sexistas al mismo tiempo que se incide sobre ellos   problema nace en convertir la diferencia entre sexos en un trato diferente. ……… establezcan relaciones de dominación y en éstas el hombre es el que domina y la mujer es la dominada"No seré yo la que ponga en cuestión una evidencia en el número , pero me parece una mala política combatir los efectos perniciosos de los estereotipos asentando en parte los propios estereotipos.

 El dominio desigual, el obtenido por juego sucio o insano, es de combatir, venga de quien venga, y hay que apoyar a quien lo sufre, ponerse del lado débil, sea quien sea. Y una forma de combatirlo es haciendo una llamada de atención para que no sean algunas de las propias víctimas quienes , para su defensa, utilicen de primeras o como reacción las mismas perniciosas “herramientas”.

 

 

 
María (talvez)
 


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