pensar en positivo. Es lo que nos hace bien, nos llena
el alma, nos permite avanzar y dejar atrás bloqueos y limitaciones.
Sin embargo, es necesario estar alertas ante ciertas actitudes
contraproducentes que, en muchos casos, pueden llegar a enfermarnos o a
provocarnos diversos malestares. De hecho, tal vez padeces alguna dolencia y no
eres realmente consciente de qué la causa.
Veamos algunas actitudes nocivas:
Hablarnos de manera descalificadora, reprocharnos, culparnos una y otra vez:
Si te dices y te repites: “soy un estúpido”, “nada me sale bien”, “esto
demuestra que no soy inteligente”, etc., ¡te convencerás! Todos
cometemos errores y también hacemos cosas bien, tenemos mejores días que otros,
simplemente.
Usar palabras que indican enfermedades: hace poco recibí una consulta online
en la que un hombre decía que su problema “se había hecho cáncer” que
le carcomía el alma. ¿Puedes imaginarte el impacto que estas palabras o algunas
similares causan en el cuerpo físico? Quién no ha dicho o escuchado: “esta clase
de peleas generan úlcera”, “cada vez que discutimos me sube la presión” “me da
dolor de panza cuando mi jefe…” Presta atención a no usar referencias a
enfermedades en tus palabras, ni permitir que otros las usen.
Estar en relaciones que no nos hacen felices: permanecer al lado de alguien
que no nos valora, nos maltrata o ya no nos quiere consume tanta energía que
quedamos exhaustos y con las defensas bajas – o sea, propensos a
enfermarnos.
Quedarse apegado a algo que fue y ya no es: cualquier intento de vivir en
otro momento que no sea el presente tiene un efecto no deseado en nuestro
“ecosistema interno” ya que nos saca de nuestro eje. Estar
siempre presentes, aquí y ahora, nos brinda acceso a toda nuestra energía y a
todos nuestros recursos internos para hacer frente a lo que se nos presente.
Decir a todo que sí: no saber oponernos a algo que no deseamos indica
claramente que nos falta decisión para poner los límites que consideramos
convenientes. Pintar la raya y no permitir sentirnos invadidos o manipulados es
esencial. En nombre de no confrontar o de no discutir podemos preferir decir que
sí o dar la razón y que el otro se salga con la suya, pero esta pérdida de
terreno, al no surgir de la convicción de que es la verdad o lo que consideramos
correcto, tiene un costo interno muy grande.