No paralices ante lo inevitable
Llegan crudos momentos en espera de algo que sucederá que no es presentimiento es real, ineludible, irreparable y difícil de digerir, ante lo cual nos cobija una nube de tristeza que internamente rechazamos. Esa deplorable espera produce desgaste emocional. Ante la expectativa de muerte de un ser querido ¡que largas y desesperantes son las ultimas horas! Oramos porque todo acabe. Es insoportable su dolor y el nuestro y a la ves duele encarar el momento. Igual sucede con una relación conyugal que no funciona. Duras son las horas que preceden a la separación o divorcio. Surge inseguridad pues la vida cambiara, no sabemos que depara el mañana. Así es en el tiempo que un hijo marcha del hogar deja gran vacío en el alma. Intentamos retardar estos procesos inútilmente.
Cuando algo no grato acontece por ejemplo un desalojo, cancelación, cambio de status económico o social, la inseguridad influye en el estado anímico y todo oscurece. Cual sea el desenlace no quedes estático. Procura tu paz y de a poquito recobraras el animo y entereza. Cálmate y veras a quien te quiere cerca de ti no le cierres la puerta porque su apoyo es valioso. Si tus actividades diarias se afectan busca ayuda profesional y de la mano con familia y amigos mitigaras tu carga. Aceptar el proceso cuando no puedas alterar el resultado imparte quietud. Mantente firme ante los percances por difícil que sean. Se que es fácil decirlo fuera del problema pero también se, que cuando crees no puedes mas surgen nuevas fuerzas que Dios te da.
autora
yo misma,
raquel demorizi