Paso a paso, confío en que el Espíritu divino me guiará.
Caminar en la naturaleza puede ser una gran aventura. Por encima del tapiz de árboles, el sol calienta el aire de la mañana. Con cada paso, mis pies y la tierra se unen. Al andar por el sendero, atesoro cada momento. Algunas partes del camino son lisas y niveladas; otras son rocosas y empinadas. De regreso a casa, recuerdo con gozo todo lo que he visto y experimentado.
Mi sendero espiritual también es una aventura. A veces, todo cae en su lugar fácilmente; otras, enfrento retos y obstáculos. Mas acojo cada experiencia y atesoro mi conciencia de la presencia moradora del Espíritu. La luz divina ilumina mi camino. Paso a paso, confío en que Dios me guiará de regreso a casa.
Yo te voy a hacer que entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes seguir.—Salmo 32:8
Existe sólo una Presencia y un Poder en el universo —Dios, el Bien.
Siento consuelo al saber que Dios —la energía creativa— está presente por doquier como amor, paz, gozo y plenitud. Más que todo, siento gratitud porque Dios es mi ayuda en toda necesidad. Sin importar lo que esté experimentando, o cuán perturbado me sienta, Dios está conmigo —no sólo disponible para mí sino como mi ser mismo.
Dios me ama, me protege y me guía en cada momento. Todo lo que necesito hacer es ir a mi interior, pedir y estar dispuesto a recibir. La mera conciencia de la presencia de Dios abre el camino para que Su bien se desarrolle en mi vida. Gracias, Dios, por haberme creado y por sustentarme, por ser la presencia de amor y luz en el mundo y en mí.
Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él.—1 Juan 4:16