Alineado con el orden del universo, espero sólo el bien.
Un patrón provee un modelo para lograr un proyecto. Cuando un dibujante crea un diseño nuevo o un escritor cumple con una asignación, este patrón puede ahorrarle tiempo y esfuerzo y facilitar el éxito. Al afirmar orden divino, me alineo con mi patrón de armonía —y manifiesto prosperidad, salud y bienestar.
El orden divino se establece ahora en mi mente, cuerpo y en todo lo que me concierne. Uno con el universo, soy elevado y guiado a la acción correcta. Mis pensamientos son claros y mi vida está equilibrada. Mi cuerpo responde a la curación y funciona en perfecta armonía. Todo lo que experimento me brinda gozo y éxito. Gracias al orden divino, soy feliz y siento satisfacción.
Enséñame a hacer tu voluntad … ¡Que tu buen espíritu me lleve por un camino recto!—Salmo 143:10
El amor sanador se siente como un baño tibio y reconfortante. Soy amado y apoyado, y tengo presente que todo promueve mi curación. El amor de Dios me calma y alivia cualquier dolor. Recibo alivio al abrir mi corazón al Amor Divino.
En este momento, me siento renovado y restaurado. Mi respiración fluye suave y naturalmente. Con cada aliento, experimento más salud y paz. El proceso sanador de Dios obra desde la punta de mi cabeza hasta la punta de mis pies. Cada célula trabaja en armonía y cada órgano responde positivamente. El amor de Dios unifica mi mente, cuerpo y espíritu. La energía sanadora fluye en mí y por medio de mí. Afirmo mi unidad con el Amor Divino, la fuente de toda curación.
Mi Señor y Dios, te pedí ayuda, y tú me sanaste.—Salmo 30:2
A medida que la vida surge en el mundo natural, mi mundo interno florece.
En la primavera las flores se abren hacia la luz del sol. La tierra y las nuevas hojas son alimentadas y refrescadas por la lluvia. Los pájaros entonan canciones de gozo. A medida que la vida surge en el mundo natural, mi mundo interno también florece. ¡Siento que el aire fresco del Espíritu se mueve por todo mi ser!
En esta estación de nuevo crecimiento, las ideas divinas son las semillas en mi mente, y mi conciencia florece con nueva comprensión espiritual. Siento vitalidad en mi cuerpo a medida que danzo y me muevo alegremente. Canto afirmando mis sueños y las nuevas posibilidades ante mí. Recibo la estación de la nueva vida con un corazón abierto y un espíritu gozoso y expectante.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.—Juan 1:4