Era una tarde de invierno cuando más brillaba el sol,
y una manada de cerdos, volaba de flor en flor.
Yo sentado en un madero, oía un periódico sin letras:
-"Antes morir que perder la vida".
Me fui a mi casa, me caí por un terraplén de medio centímetro
y de la sangre se formó el Mar Rojo.
Cuando sali de casa, colgué la ropa en la cama y me acosté en el perchero.
A la mañana siguiente vi, una voz que me decía:
-"Hombre de poca ventana asómate a tu vergüenza"
y oí un cartel que ponía:
-"Guantes para mancos, zapatos para cojos y cepillos para calvos".
Me fui a misa, cuando dijeron oremos, yo entendí caguemos,
me subí los pantalones y me cague en todos los bancos.
Dijeron: -"Atrapad a ese loco".
Yo entendí: -"Has cagado poco".
Me subí al confesionario, me cague en todas las viejas,
la que supo nadar nadó y la que no mierda tragó.