Paseando por el desierto de mi vida,
a lo lejos contemple un oasis latente,
lo creí falso que solo estaba en mí mente,
en una esquina estaba él, con sed servida.
Vi su reflejo con ilusión vivida,
acercándome con fe, -suficiente-,
no es un espejismo, cómo dice la gente,
es verdad, en el acto quede prendida.
Su rostro refleja bondad serena,
ignoto ante la mirada lejana,
con su tranquilidad quita las penas.
Satisface y calma el alma cercana,
roba el corazón de las azucenas,
y tenerlo al despertar la mañana.
Autor: Joan