Actos privados
País: Gran Bretaña
Año: 1994
Título original: Priest
Guión: Jimmy McGovern
Director: Antonia Bird
Actores: Linus Roache, Tom Wilkinson, Christine
Tremarco, Usley Sharp, Robert Carlyle.
El joven sacerdote Greg Pilkinton es enviado a una iglesia de un barrio obrero londinense. Conservador y circunspecto, el novato choca primero con el párroco -el poco ortodoxo padre Thomas- que, además de descreer del aparato eclesiástico, tiene una concepción menos dogmática acerca de la vida y del ser humano. Al margen de esta confrontación, Pilkington debe enfrentar un problema de incesto en el seno de una familia miembro de la parroquia. Por otra parte, el conflicto interno que mantiene con su homosexualidad lo empuja hacia una profunda crisis personal.
La película británica Actos Privados (”Priest”, en inglés) posee la rara cualidad de abordar temas tan urticantes como la homosexualidad y el incesto, sin caer en discursos aleccionadores ni en el morbo. Por si esto fuera poco, descubre además a una Iglesia hipócrita, alejada de los valores que profesa e intransigente con quienes, dentro de la misma institución, contradicen las normas establecidas y ponen en evidencia su falsedad.
Sin embargo, más allá de estas críticas, el film constituye un verdadero acto de fe, no en un sentido beato o puritano del término, sino en tanto reivindica el sagrado compromiso establecido con Dios, a través del amor y el respeto hacia el prójimo. En este punto, el trabajo de la directora Antonia Bird se vuelve admirable, por la profundidad y la sobriedad con que realza los sentimientos de tolerancia, solidaridad y compasión.
Aunque la producción de este largometraje fue concebida a partir de un proyecto pensado para una serie de televisión, Bird supo pasar por alto el tratamiento “light” que normalmente exigen los directivos de la caja boba para narrar la historia del joven sacerdote sin pelos en la lengua, con imágenes y diálogos contundentes, pero también sin decir ni mostrar más de lo necesario.
Consecuentemente, la película alcanza un justo equilibrio entre lo que se ve y lo que se escucha. Así, para describir el amor entre dos hombres, bastan unos explícitos primeros planos y sobran las palabras. En cambio, al tratar el conflicto de la adolescente abusada por su padre, la cámara se vuelve mucho más distante y discreta.
La ajustada complementación entre texto e imagen construye un relato dinámico que compensa la tremenda envergadura de las problemáticas planteadas, evitando un eventual efecto de saturación en el público. Del mismo modo, la composición de los personajes supera cualquier encasillamiento que pueda trabar el desarrollo de la narración. En este sentido, hay que destacar las actuaciones de Linus Roache (el padre Greg), Christine Tremarco (la adolescente abusada) y Usley Sharp (la madre de la joven), capaces de transmitir con asombrosa ductilidad los sentimientos más profundos y hasta a veces contradictorios.
Madurez, franqueza, emotividad son algunos de los atributos que caracterizan a Actos Privados. Pero, ante todo, se trata de una película hecha con coraje, no sólo por los temas que toca, sino también porque, en pleno auge de una sociedad individualista y simuladora, rescata la importancia del amor entre los seres humanos y de esa religiosidad que poco tiene que ver con las distintas doctrinas y con la mojigatería.