A mi papa el chocolate
le pagaron su salario
y sin pensarlo dos veces
salió para malgastarlo;
una semana de juerga
y perdió el conocimiento;
como no volvía a su casa
todos le daban opor muerto.
Y no estaba muerto, no, no,
y no estaba muerto, no, no,
y no estaba muerto, no, no,
estaba toamndo cañas, lere lerele,
y no estaba muerto, no, no
y no estaba muerto, no, no,
y no estaba muerto, no, no,
chébere, cuchébere, chébere.
Pero al cabo de unos días
de haber desaparecido
encontraron uno muerto,
un muerto muy parecido.
Le montaron un velorio,
que le rezaropn la novena,
le perdonaron sus deudas
y lo enterraron con pena.
Pero un día apareció
lleno de vida y contento
diciéndole a todo el mundo ¡que!
Se equivocaron d emuerto.
El lío que se formó
eso sí que es puro cuento.
Su mujer ya no lo quiero:
no quiero dormir con muertos.
No estaba muerto, estaba de parranda,
no estaba muerto, estaba de parranda,
Ay, que a mi papa el chocolate
que le pagaron su salario, ¡uhé!
No estaba muerto, que estaba de parranda,
que su mujer ya no lo quiere,
ay, no quiere dormir con muertos, ¡no, no!
(Estribillo y final)