Pero aunque Potorro era una persona muy querida en el reino tenía en su madrastra a la peor enemiga. La madrastra era una bruja, en este caso no de esas con grano y verruga en la punta de la nariz, pero sí mala malísima y con una tremenda mala leche, que en parte podría proceder de sus dolores intestinales y las incómodas almorranas alojadas en su majestuoso ojete. No era fácil convivir con estos contratiempos aunque lo que más detestaba eran sus problemas sexuales. Por mucho morbo que le diera su marido, el Rey Paquirrín I, no disfrutaba del acto; de hecho había probado con los tíos más cachas de la zona pero nada de nada, sólo tenía polvos etéreos.
Es por ello por lo que la Bruja Almorrana, como la conocían los súbditos cabroncetes, hizo llamar al mejor médico conocido: el Doctor Alpargata. Éste después de hacerle un electrocardiograma y una analítica completa de los mocos, le recetó una caja de grageas. La bruja hizo comprar inmediatamente el medicamento en los ultramarinos de la esquina, pero a pesar de tomar tres pastillas al día durante dos semanas no experimentó ninguna mejoría. Sus quiquis seguían siendo igual de insulsos y lo único que notaba es que su paciencia estaba llegando al límite, así que hizo llamar de nuevo al Doctor Alpargata:
La bruja devolviendo las pastillas al Doctor
- Las pastillas que me distes son una puta mierda, creo que como castigo te voy a cortar el frenillo – le amenazó la bruja averiá al matasanos.
- No por favor – espetó el médico –, para mi curarla de su enfermedad es un reto, por ello acabo de descubrir un método infalible para resucitar el gustirrinín cuando haga el amor. El invento en cuestión es una fragancia compuesta por un montón de ingredientes como la canela, la cerveza o las alas de murciélago; como verá son componentes más o menos sencillos de conseguir, sin embargo hay uno, el más importante, que no es tan fácil de hallar: la esencia de una mujer multifuncional, perdón, multiorgásmica.
- Multiorgásmica ehhhh, creo que tengo en mente una persona con esa característica – murmuró la bruja con cara de malvada.
Evidentemente esa persona no era otra que Potorro, así que hizo llamar a un funcionario para que extrajera la esencia de su hijastra. Éste estaba bastante estresado últimamente, ya que en abril se celebraba el campeonato de futbolín para funcionarios y aún no había alcanzado la forma que necesitaba para hacer un papel digno, así que procrastinó el recado que la reina le había encomendado. Menos mal que se acordó a la semana porque la bruja ya estaba comenzando a perder la paciencia, de hecho estuvo pensando qué parte del cuerpo iba a quitarle. Así fue como Charly el funcionario se dirigió a la habitación de Potorro a extraer su esencia con un aparatejo bastante caro, de hecho solo el multiplexor que llevaba incorporado costaba mucho más que su vida. Fue pululando por los pasillos en silencio hasta que llegó a la habitación de Potorro, se escuchaba un susurro en el interior, se asomó rápidamente apuntando con su aparato chupaesencia pero misteriosamente no había nadie, lo que había oído era el fuerte viento que había fuera. Le entró un sudor frío, no podía ser que la princesa no estuviera durmiendo, o jugando a los médicos a esas horas. Se le iba a caer el pelo.