No hay marcha atrásSi todo fuera tan fácil como seleccionar la marcha atrás de ese taxi que es la vida y retroceder hasta el inicio del problema, hasta el mismo punto que te llevó al error de meterte en este atasco del que ahora reniegas, si fuera posible volver al principio del trayecto y tomar otro camino mejor, si todo fuera tan fácil como eso, accionar la marcha atrás ante cualquier traba y cambiar de ruta, si todo fuera tan fácil, como digo, te aseguro que ningún psicólogo llegaría a fin de mes. Pero las cosas no son así: a vida es un taxi, hasta ahí de acuerdo, pero un taxi sin caja de cambios que sólo te permite acelerar, frenar, girar y poco más. No busques la marcha atrás y enfréntate al atasco, a los baches o a lo que sea. Es mi consejo.
¿De qué sirve quejarse?
¿De qué sirve el arrepentimiento?
¿Para qué fustigarse?
Flagelarse es cosa de otros, de fanáticos, de enfermos. El dolor no sirve. El dolor sólo duele (otra cosa es que te guste el dolor. Ahí no entro. Allá tú).
Así que si la cagas y te metes de lleno en un camino lleno de baches, échale huevos: reconoce tu error y aprende de ello. Nada más.
Pero si al día siguiente vuelves a llamarme para decirme que te has vuelto a meter en el mismo camino lleno de baches, entonces sí: Te llamaré gilipollas.