Cuando sea necesario hablar sobre asuntos relacionados con la sexualidad, hay que hacerlo con respeto y seriedad.
En las conversaciones deshonestas peca:
a.- el que empieza;
b.- el que no empieza, pero que sigue la corriente con alguna intervención;
c.- el que no participa, pero está escuchando con gusto y buena gana. Pero el que oye de mala gana, el que quisiera que se hablara de otra cosa, el que procura desentenderse del asunto, éste no peca.