Una comisión policial salteña encabezada por el subjefe, el director de Investigaciones y el titular de la División Robos y Hurtos de la fuerza, Mario Paz, Vicente Cordeyro y Juan Reynoso, respectivamente, pudo aclarar el misterio de una serie de robos de equipos médicos de alta tecnología, que un hábil delincuente santafesino venía efectuando desde hace por lo menos siete años en hospitales, clínicas y consultorios de esta provincia y de Jujuy.
Su comprador principal resultó ser uno de los profesionales y políticos de mayor renombre en Tarija.
Pese a tener sospechas sobre quién era el autor de los ilícitos, realizados de manera "limpia", es decir sin provocar daños físicos a terceros ni destrozos donde eran cometidos, no podían echarle el guante porque faltaban evidencias, debido al gran cuidado que ponía el sujeto al robarlas, como si hiciera desaparecer los elementos de la faz de la Tierra.
Los últimos objetos hurtados por el ladrón fueron dos electrocardiógrafos que pertenecían al hospital San Bernardo. Y justamente, gracias a estos equipos, valuados en $7.000 cada uno, es que los policías pudieron armar el rompecabezas.
De hecho, ya determinaron dónde están las cosas que desaparecieron desde diferentes establecimientos de salud de la zona: las hallaron en poder de un médico cardiólogo boliviano identificado como Richard Domínguez, dirigente del ultraopositor partido derechista País, quien se halla embarcado en una furibunda campaña proselitista "antievo", ya que aspira a obtener una banca en el Parlamento del país altiplánico.
Domínguez posee consultorios y laboratorios en Tarija, Santa Cruz de la Sierra y La Paz y fue abordado por los policías salteños, ante quienes reconoció haber adquirido bastantes equipos de un proveedor argentino, Leonardo "Leo " Contreras, aunque negó tener conocimiento de que se trataba de artículos de origen ilegal.
Los efectivos locales se entrevistaron con el médico ante el jefe de la Policía de Yacuiba y el titular de la Policía de Frontera, Rommel Raña Pommier y Freddy Noguera, respectivamente, y aquél se comprometió a entregar todo el equipamiento que se hallare en su poder y aseguró que lo depositará en la sede de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) del vecino país, a más tardar el 22 del corriente.
El remordimiento
Sin embargo, lo increíble de esta historia es en realidad cómo fue que los policías salteños lograron desentrañar que el santafesino Leonardo Contreras era el enigmático ladrón de equipamiento médico que tenía en ascuas a los investigadores de esta parte del país, por lo menos desde 2003, fecha en que el sujeto comenzó a dar un golpe tras otro en la zona.
A mediados del año pasado, la esposa del delincuente cayó enferma del corazón y falleció. A principios de 2010, su hijo también dejó de existir a raíz de un fallo cardíaco y, en ambas oportunidades, cuando debieron someterlos a exámenes, los médicos le dijeron a Contreras que los elementos necesarios no estaban disponibles porque se los habían robado.
Contreras interpretó que la tragedia de su familia era un castigo divino que se mereció por haber sido el autor de los ilícitos y decidió confesar todo. Pero lo hizo de una manera singular: escribió en un papel cada uno de los atracos que dio en Salta y le entregó ese documento a un detective de la Brigada de Investigaciones. Este se sorprendió mucho cuando un desconocido le dio una hoja de cuaderno cargada de fechas y detalles de hurtos a laboratorios, consultorios, hospitales y clínicas.
El oficial fue con la extraña confesión a sus superiores, quienes estudiaron los hechos relatados y comprobaron que todo lo que había sido narrado por Contreras era absolutamente cierto.
Con ese aporte iniciaron la pesquisa, que terminará cuando se restituyan a Salta los equipos que se hallan en Bolivia, aunque para eso será necesaria la intervención de la Cancillería Argentina ante su par paceña.