El Bulli de Ferran Adrià va a cerrar 2 años, (en teoría para idear nuevas recetas, en la práctica, quién sabe, si para gastarse en juergas todo lo que ha ganado estos años y esperar a ver qué nueva hornada de clientes de pasta y de cuánta cantidad disponen para venderles "dúplex de morcilla entrufada"). El tío no es tonto.
Leo en un artículo de prensa sobre la nueva generación de super-cocineros que nunca hicieron un curso de cocina y esto me recuerda un poco al Pocero de Seseña que también se hizo a sí mismo y me saltan dos ideas a botepronto a la mente:
"Causa-efecto" y "Pagar por comer de verdad".