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Madrid, 11 ago (EFE).-
El niño catalán Miguel Ángel Martínez, que el invierno pasado manifestó públicamente en unas declaraciones al diario ABC su admiración por el torero Manuel Jesús "El Cid", ha vivido una de las ilusiones de su vida: compartir un día de toros con su ídolo.
Una historia que, según la página web del torero, ha tenido lugar "a los pocos días de que el Parlamento catalán votara a favor de la prohibición de los toros en esta comunidad, por lo que aún cobra más sentido".
Miguel Ángel Martínez acaba de estar en la finca del diestro de Salteras, donde ha conocido las inquietudes de su torero preferido, su forma de vida y la preparación que lleva a cabo en plena temporada.
Entre ellos han hablado de las dificultades y los riesgos de la profesión, del sacrificio que conlleva, y también de lo que acaba de pasar en Cataluña respecto al futuro del espectáculo.
"Es un pulso entre la ilusión de un chaval de apenas 10 años que quiere ser torero y unos políticos que limitan las libertades de los ciudadanos", señala la página web del Cid.
Tanto es así que Miguel Ángel tuvo que ir hasta Vinaròs (Castellón) para poder ver a su torero, ya que en Barcelona le impidieron la entrada a la plaza.
Pero la espera y el esfuerzo merecieron la pena. "El Cid" le recibió a él y a su familia y los invitó a los toros, brindándole incluso la faena al segundo de su lote ante las cámaras de televisión que retransmitían el festejo.
En las pasadas navidades el torero sevillano le regaló al niño catalán un capote y una muleta.
Y ahora la experiencia ha ido más allá. Miguel Ángel ha podido compartir con el torero de Salteras los momentos previos a una corrida: ha visto cómo su ídolo se vestía de luces en la habitación del hotel y le acompañó en el coche de cuadrillas hasta la plaza. También pudo conocer a todos los miembros de su cuadrilla, que se hicieron fotos con él y le animaron en su ilusión de ser torero.
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