El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha lanzado la campaña “Di quizá a las drogas”, que abandona el tradicional paternalismo de este tipo de acciones en las que se dice a los jóvenes qué deben o no deben hacer. “Esas campañas provocan rechazo en los adolescentes y no es propio del Estado de Derecho decir qué deben hacer sus ciudadanos. No podemos forzar a los españoles para que eviten experiencias que puedan estimular sus sentidos y llevarlos de viaje por parajes extraños e inexistentes, pero advertimos de sus peligros”, explicaba la ministra Leire Pajín ayer a los medios. “Nunca se puede decir ‘de este agua no beberé’”.

Como parte de la campaña, el Ministerio ha editado una guía en la que se aconseja a los jóvenes qué hacer si alguien les ofrece droga, brindando recursos para dar largas. “Pensarás que eres muy joven para cerrarte puertas”, explica la guía en tono amable y cercano a la juventud. “Quizá pienses que si alguien te ofrece droga y la rechazas puedes correr serio peligro. Jamás le lleves la contraria a un narcotraficante porque pueden pegarte”, reflexiona el panfleto.

La guía, que se repartirá en todos los colegios, da una serie de respuestas predefinidas que los jóvenes pueden utilizar cuando son tentados a consumir droga y prefieren ahorrarse el momento incómodo de decir que no:

- Vale, me la guardo para luego.
- Ahora no, que yo ya vengo… uf…
- Es que no he comido nada y con el estómago vacío…
- Ahora no, que no llevo mis zapatos de guardar droga.

La campaña avisa, además, de que rechazar droga puede provocar miradas de desaprobación entre nuestros conocidos. “Llevamos años aconsejando ser muy tajantes y, francamente, un poco ‘caguetas’ con esto de la droga. No sabemos cuántos jóvenes han recibido collejas por culpa de esta actitud”, lamentaba una profesora de instituto en un foro de docentes. “A los pequeñines de la clase siempre les ha encandilado el tema de los estupefacientes porque tienen un punto muy sofisticado y canalla. No les culpemos por eso”.

Esta nueva actitud de las instituciones hacia las drogas parece que lleva un tiempo recogiendo sus frutos y, de hecho, en el último año se han reducido al 50% las detenciones por narcotráfico. “Casi todas las personas que se han interceptado en la calle o en locales públicos consumiendo droga han declarado que no era suya y se la estaban aguantando a un amigo”, explica el sargento Cisneros, director del departamento de narcóticos de la Policía Nacional. “Desgraciadamente, el amigo nunca aparece y no podemos hacer detenciones, y eso que muchas veces lo esperamos durante horas”.

Tranquilos que ya os podeis poner libremente, que mal sienta la abstinencia y la tonteria

Los responsables de la farmacia Vila, en Barcelona, decidieron hace dos semanas dejar de vender supositorios a sus clientes “porque sacan lo peor de las personas”. La medida, impulsada por varias asociaciones norteamericanas, ya ha sido adoptada por farmacéuticos de distintos puntos del país, que se amparan en su derecho a la objeción de conciencia. “La solución no es sucumbir a la falta de voluntad con parches químicos”, explica el farmacéutico Antoni Vila.

Los responsables de la farmacia Vila, en Barcelona, decidieron hace dos semanas dejar de vender supositorios a sus clientes “porque sacan lo peor de las personas”. La medida, impulsada por varias asociaciones norteamericanas, ya ha sido adoptada por farmacéuticos de distintos puntos del país, que se amparan en su derecho a la objeción de conciencia.

El Gobierno ha amenazado con sanciones advirtiendo que “los problemas de estreñimiento deben ser atendidos como cualquier otra patología y el supositorio ha demostrado su eficacia durante años”. El gremio de farmacéuticos, sin embargo, considera que “el supositorio obliga a defecar sin control y va en contra de la cultura del esfuerzo que tanta falta hace en nuestra sociedad”. La polémica se ha trasladado a la opinión pública, que se divide entre los afectados por el estreñimiento y quienes lamentan no poder prescindir del supositorio para hacer de vientre. “Soy un minusválido intestinal y la glicerina es mi droga”, confiesa uno de los afectados.

“No negamos que el estreñimiento sea un problema, pero la solución no es sucumbir a la falta de voluntad con parches químicos. Los supositorios provocan cascadas de alivio antinaturales y perversas”, explica el farmacéutico Antoni Vila, quien pide el apoyo de médicos y psicólogos “para introducir en España un cambio de mentalidad que ya se está consolidando fuera de nuestras fronteras”. Como alternativa al supositorio, Vila recomienda “usar una pelotita de espuma y apretarla muy fuerte hasta que nuestro tráfico intestinal empiece a despertar como una flor que se abre en plena primavera”. También elogia el potencial de la literatura de Paulo Coelho.

Los fabricantes de supositorios no entienden el repentino odio hacia este producto y defienden que “los farmacéuticos no tienen autoridad moral para decirle al consumidor cómo tiene que defecar y con qué medios”. Vila insiste en que “cagamos demasiado y mal y lo más grave es que ni siquiera lo hacemos por nuestros propios medios”.

Hala ya podeis defecar