"Me he ido en espíritu con mis compañeros, y he dejado mi cuerpo para vetar las transacciones de PP, PSOE y CIU en justa correspondencia". Así ha justificado Gaspar Llamazares, a través de la red social Twitter, su oposición, su veto, a las enmiendas de consenso con las que los dos grandes grupos parlamentarios intentaban convencer a los nacionalistas catalanes de que, al menos, se abstuvieran al votar la reforma constitucional. Una acción que demostrado su veteranía como parlamentario.
El portavoz de IU ya había mostrado su desaire antes de entrar al hemiciclo: “Hemos sido pasados convenientemente por la piedra”, ha dicho a la salida de la Junta de Portavoces, tras constatar que PSOE y PP no iban a aceptar ninguna de las enmiendas.El acuerdo entre los dos partidos “niega el derecho de los parlamentarios”, ha asegurado, por lo que su partido recurrirá la reforma al Tribunal Constitucional, informa Patricia R. Blanco.
También a través de Twitter anunciaba su ánimo guerrero: "Ahora hay que estar en el Pleno. Luego denunciar y recurrir el golpe del PPSOE al Tribunal Constitucional. Y por la tarde marchar en manifestación". En persona, en el Congreso, se reafirmó en sus palabras: primero permaneció en su escaño, a pesar de que antes había avisado de que se marcharía para no votar. Se quedó con un objetivo claro: bloquear las dos enmiendas transaccionales, ya que la oposición de un solo diputado basta para que este tipo de enmiendas (pensadas para crear consenso) se caigan y haya que votar las originales. Todas fueron rechazadas, como era de prever.
Josep Duran i Lleida, el portavoz de CiU, ha intentado protestar al ver que Llamazares torpedeaba los retoques. El presidente del Congreso le ha cortado. Tras bloquear las votaciones, Llamazares ha abandonado la sala, a pesar de que José Bono había repetido en varias ocasiones que no se permitiría salir ni entrar tras el comienzo de la votación.
El número dos del PSOE en el Congreso, Eduardo Madina, ha asegurado que “lo que ha hecho Llamazares no pasa nunca”, una actuación que ha tildado de “folclórica”. Según él, los socialistas desconocían, hasta tres minutos antes de la votación, que el diputado de IU iba a vetar las dos enmiendas transaccionales
Antes de la rebelión de Llamazares, PP y PSOE, los dos impulsores de la reforma del artículo 135, aprovechaban hasta el último minuto para cortejar a CIU. Durante el descanso –que se prolongó, de los cinco minutos previstos, a casi media hora-, continuaban las conversaciones entre José Antonio Alonso, Soraya Sáenz de Santamaría y Duran Lleida. No sirvió de nada.