Por: Mikel López Iturriaga
Ni pucheros, ni cafeteras italianas, ni nespressos a precio de oro: lo más cool en estos momentos es el café infusionado en frío. Es decir, un café al que no se le ha aplicado calor en ningún momento, y que sólo se ha dejado en agua fría las suficientes horas como para que impregne al líquido de su sabor y aroma.
Según cuentan algunos medios gastronómicos, el café en frío ha sido la bebida de moda del verano en Estados Unidos o, mejor dicho, en Nueva York y en algunas ciudades de la costa Oeste. Se puede tomar frío o caliente, y se vende listo para beber o concentrado, para mezclar con agua, leche o chocolate caliente.
¿Cuál es la ventaja del cold brew coffee respecto al tradicional? El café infusionado con agua muy caliente destila ácidos y aceites que al bajar la temperatura se concentran, lo que puede convertir esta bebida en un trago duro. Según sus defensores, el café en frío es más suave y menos amargo, y de alguna forma respeta más el sabor natural del producto.
Las marcas de cold brew coffee parecen bastante artesanales y ninguna es parte de una gran multinacional tipo Coca-Cola o Nestlé. La preocupación medioambiental es una constante en sus productos, y casi todas utilizan café obtenido con comercio justo.
Chamaleon, por ejemplo, fue impulsada por el dueño de una tienda de café y su vecino cafeinómano, según cuenta Tasting Table. Se trata de una mezcla centroamericana infusionada 24 horas, ideal para tomar con hielo o para dar un toque a una horchata, un chocolate o una bebida de proteínas.
El Grady's Cold Brew está hecho en Brooklyn (Nueva York), pero rinde homenaje a Nueva Orleans, donde se ha consumido café infusionado en frío desde hace décadas. Está concentrado, y con cada botella se pueden hacer unas ocho tazas.
El Stumptown me encanta porque me recuerda a las botellas de cerveza Skol de mi infancia (las que tomaban mis padres y mis tíos, que de niño yo no le pegaba al frasco). Es de Portland y fue incluida en la lista de las 50 mejores bebidas del verano de la revista 'Mix'.
Kickstand es también de Brooklyn, y aparte de tener un envasado chulísimo, me encanta que se pueda comprar online y que hagan el reparto por la ciudad en bicicleta. La compañía es muy militante en su respeto al medio ambiente y vende su café concentrado, para utilizar menos envases y de paso facilitar los envíos.
¿Cuajará esta tendencia en Europa? Quizá sea más difícil que en Estados Unidos, donde están acostumbrados a un café muy ligero. No tengo claro que países como España o Italia, en los que gusta el expreso bien potente, vayan a recibir con las gargantas abiertas al cold brew coffee. En cualquier caso, por si alguien se anima a hacer la prueba en casa, aquí va una pequeña receta sacada de 'Bon Appétit'.
Ingredientes
- 110 gr. de café natural poco molido
- 1 litro de agua filtrada o mineral
Preparación
Poner el café en un recipiente grande. Añadir el agua a temperatura ambiente. Remover con una cuchara de madera hasta que los grumos de café de la superficie desaparezcan. Dejar reposar sin mover a temperatura ambiente entre 12 y 16 horas. Colar con un paño o un colador de tela. Se conserva en la nevera hasta cuatro semanas.