Vaginas en lata: satisfacción a cualquier hora del día
En 1996 la empresa norte americana, Fleshlight irrumpe en el mercado con los primeros artículos que permitían la autosatisfacción masculina que no involucraban a la burda muñeca inflable, invento ideado por el Furher, Adolfo Hitler durante la segunda guerra mundial, para que los soldados libraran la tensión y no se contagiaran de enfermedades venéreas como sífilis y gonorrea. Otro objetivo era el preservar la “raza aria”, y que los soldados no se involucraran con ninguna mujer impura.
Fleshlight logró diseñar un dispositivo compacto y portátil que mide 24 cms. de largo y 10 cms. de ancho. El objeto fue bautizado como la “Vagina en Lata”. Esta cuenta con un orificio que asemeja la forma de una vagina, una boca o un ano según el gusto del comprador, para que este introduzca su pene y simule una relación sexual. Está hecho de un material suave e hipoalergénico que da una sensación de realidad, claro está, acompañando la penetración de un gel lubricante.
Entre sus funciones se destaca el fortalecimiento de los tejidos del pene que permite su uso reiterado. También ayuda con los problemas de erección y en casos de falta de concentración, gracias a la presión y succión que ejerce el aparato sobre el miembro masculino.
En el interior de la vagina enlatada se sitúan cientos de protuberancias y surcos que amplifican las sensaciones en el hombre logrando una gran sensación de placer. De hecho, se asemeja más a una relación sexual que a una masturbación común y corriente, pues simula de forma muy real lo que el pene siente en la penetración. Ayuda a que el usuario conozca su cuerpo y descubra qué le brinda satisfacción, lo que también ayuda a mejorar las relaciones sexuales con una pareja de carne y hueso.
Por: Elías Carvajal