El típico dulce de las fiestas navideñas debe su nacimiento,
y en consecuencia su nombre, a una triste página de nuestra
historia. Nos referimos al levantamiento de Cataluña en tiempos
de Felipe IV.
Barcelona sufrió un duro asedio por parte de las fuerzas centrales,
que duró más de un año. Ante la penuria de alimentos, las autori-
dades abrieron un concurso entre los proveedores de comestibles
para premiar al que presentase un alimento capaz de conservarse
inalterable sin corromperse y que fuera comestible durante largo -
tiempo.
El premio se lo llevó un confitero apellidado Turrons, que presento
una masa compacta de almendras y miel entre dos obleas.
Así quedó inventada una golosina, tan apetitosa como la que comen-
tamos, que lleva el nombre de su creador.
Del libro: EL ORIGEN DE LOS REFRANES